6101-6200
Las
islas superiores están superpuestas unas sobre otras. Son circulares, círculos
perfectos y, además, son homocéntricas. Parecen sacadas de una enciclopedia escheriana
y platónica más que de un atlas geográfico general.
Cuando
repasamos lo que dan de sí las islas se entiende la necesidad de haber creado
estas tan elevadas. No se sabe quién ni cómo ni por qué se descubrieron, se
crearon o se inventaron, pero lo cierto es que ahora son necesarias. Todas las
demás islas son fragmentos, pedazos sueltos de lo que pudieron haber sido si
hubieran dejado hacer a la bondad, a la belleza, a la nobleza, a la
ejemplaridad, a la verdad y a la gratitud.
Los
mejores edificios de la Tierra, empezando por el Panteón de Roma, recuerdan con
sus círculos superiores abiertos que aspiraban a divisar la isla Superior.
También se recuerda en forma de cúpula, de plazas circulares o de atolones
perfectos.
En la Isla del Sueño se pueden y se deben escribir y leer todos
los libros a la vez porque todas las letras forman palabras, todas las palabras
forman frases y párrafos con sentido y todas las páginas pueden componer una
obra. Todas las obras deberían descifrar el mejor sentido.
En esta isla se pueden
vivir todos los días a la vez, todos los minutos tienen interés, todas las
horas tienen vigor y vitalidad, todos los días forman parte del tiempo a través
del espejo.
En el sueño imaginas
todas las casas a la vez, puedes vivir todas las vidas a todas horas en todas
partes, ya no eres limitado como en la realidad.
6201-6300
Los
habitantes de la isla Saludo conocen desde hace siglos los rituales de
acercamiento, saben que nada se da de inmediato y que todo lo que no se cuida
desaparece. La vida en esta isla consiste en vivir cada día con su gracia y
sabor, en acercarse a la alegría con prudencia y en saludarse como si todos
fuesen poetas, santos, artistas o filósofos.
Todo
el mundo es respetado en Saludo, todos los ciudadanos conocen los límites de su
voz y de sus gestos; por eso no admiten más poder que el que ellos mismos
eligen y no admiten corrupciones, mentiras, estafas, cinismos, hipocresías y
santas desvergüenzas. En esta isla, también llamada Utopía, no admiten a los
drogadictos del poder, a los adictos al gobierno, al éxito y al dinero, a los
poderosos incurables, a esos seres despreciables que solo piensan en ascender,
mandar y ostentar.
Son
conscientes de su propia dignidad, se respetan y viven su vida como si todo
fuera posible.
En la isla de Voltaire el respeto y la tolerancia son
signos de civilización.
La realidad superpuesta
se amplía en todas las direcciones y en todos los sentidos.
6301-6400
“Los
que van por ínsulas extrañas” son los pioneros exploradores, vanguardistas,
siempre en peligro, siempre sorprendiéndose y admirándose de las maravillas que
aparecen.
Y
el caso es que no hay otro remedio que ir por ínsulas extrañas, las conocidas
ya están visitadas.
En la isla de Bernini
el movimiento está a punto de manifestarse y de estallar. De Bernini a Calder
solo hay un paso.
6400-6501
La
isla Actualidad solo existe ese día. Y ese mismo día queda desfasada.
La
isla Eterna existe siempre. Y esa misma infinitud la deja anonadada. La
eternidad es demasiado pesada para nosotros, pobres viajeros en el tiempo.
¿Quién podría sostenerla, quién sabría soportarla?
La isla de la Serenidad está despojada de niebla y de
adversidades, si llegan está preparada para soportar y aguantar todas las
inclemencias.
6501-6600
Islas
son también los Picos de Europa, los Pirineos, los Alpes, los Andes, los
Himalayas y todas las montañas de más de dos mil metros.
Isla
es lo que alguien destaca y llena de color porque el resto desaparece o pasa a
un segundo plano o se desvanece o se hace directamente inexistente.
Las
islas son los momentos que hemos seleccionado.
Las
islas, lo que emerge y sobresale por encima de la superficie de las nubes, de
la tierra, del cielo. Las que sitúan a la altura del aire, las que existen en
la medida de lo imposible.
Las
islas que no hablan demasiado conservan todas sus palabras y las ponen a disposición
de los viajeros.
La isla de Stendhal y
la de Marcel Proust están muy cerca, todas las montañas están muy cerca, todos
los montañeros son el mismo esfuerzo, la misma ambición, la misma verticalidad,
el mismo dios que aspira hacia arriba.
6601-6700
El
archipiélago a veces es el preludio de la Isla que hay que adivinar y divisar.
La Isla que ha logrado seducir y convencer al mar para que la rodee y la
abrace.
Todas
las islas están inventariadas, todas las islas son inventadas. Las islas y las
verdades también se inventan (Antonio Machado), los poetas también se inventan
y los poemas y las palabras… todo.
Las
islas son el resultado de todo un proceso de composición, recombinación y
descomposición.
La isla de Garcilaso es sutil y delicada, vive la
poesía amorosa como si fuese el Bien necesario.
Hay islas renacentistas
y barrocas y, en todas ellas, se puede ser amigo de los amigos y de la verdad más
bella, pero lo más honesto -como decía Aristóteles- es preferir la verdad.
Se podría añadir que lo
mejor es preferir la bondad y la beldad.
6700-6800
La
isla vertical tiene 7.771 metros de altura y sus acantilados, absolutamente
verticales, aunque parezca imposible, tienen todavía una altura mayor.
Lo
que es imposible en esta isla es acertar con lo que se debe hacer.
En la isla de Galileo
se han dado cita todos los péndulos y todos los planes inclinados, aquí residen
también Aristarco de Samos, Ptolomeo, Copérnico, Kepler, Newton, Einstein y
otros físicos del mismo talento.
Se sabe que esta isla
abarca todo el universo, que aquí todo lo que sucede ha de cumplir las leyes
que ellos han descubierto y, si no lo hacen, peor para los hechos, sucesos y
acontecimientos. Porque es sabido que en
el continente racional lo que se demuestra es tan exacto y se cumple con una
exactitud de miles de decimales que perturba al más escéptico.
6801-6900
En
la isla Hiperbórea todos los que llegan empiezan a crecer de inmediato hasta
alcanzar alturas insospechadas, inverosímiles e inimaginables. No es fácil
adaptarse a la situación. Crecer y seguir siendo el mismo que eras no permite
coordinar ni encajar bien todas las articulaciones.
Si
te acercas a la isla de los Bienaventurados atrévete a flotar, a volar, a
bailar, sigue la órbita de los anillos de Saturno, embriágate y contempla todo
lo que se ha hecho bien en la materia, en la energía y en la inmensidad del
cosmos.
La isla de Venecia ha
sido declarada Patrimonio Mundial de la Hiperhumanidad por la Confederación de
Paraísos Cósmicos Intergalácticos.
Sabemos que Venecia es
imposible y, por eso Marco Polo busca otras ciudades y se las cuenta a Kublai
Khan, Italo Calvino escucha atentamente estas conversaciones e intenta hacerse
una idea de todas las posibilidades que ofrece viajar y conocer tanto si uno es
un viajero intrépido e inteligente.
Sabemos todos que
Venecia no existe y que, cuando Fabiano y Ángel la visitaron, estuvieron de
acuerdo en que algo así, tan directamente irreal e improbable, no debería
existir ni ser materialmente de piedra y ladrillo, que debería haberse
construido de nieblas ensambladas con sueños, de vapores de la laguna unidos al
encanto de la vida que nunca muere en Venecia.
6901-7000
En
la isla Música suena la Esperanza y se dan cita las islas Alegría, Entusiasmo,
Vitalidad, Ritmo y Felicidad. Casi todos los que visitan esta isla desean
quedarse a vivir en ella.
Cuando
todo sale bien son las islas Bienaventuradas las que van a visitar a los seres
más humanos que se hayan preparado convenientemente. Ellos las llaman Musas
pero, en realidad, son las islas Apropiadas, las más indicadas para descubrir
todo lo que debe ser contemplado en silencio con el máximo respeto y como con
una reverencia.
Hay
quien les niega a estas islas perfectas cualquier virtud y mejora para el
espíritu humano, sostienen que llenan la cabeza de idealismos, aves, sueños,
pájaros, mariposas y quimeras y que no van a producir a la larga más que
melancolía, desilusión y desengaño. Razones no les faltan, más bien les sobran;
lo que les falta es agradecimiento, gracia, gratitud áurea, benevolencia y
cierta soltura para ser algo más que un obstáculo sólido para el desarrollo
humano de las islas Encantadas.
En el Mar de las
Alegrías están desterradas todas las tristezas, pretenden que en su gran abrazo
se diluyan, que se disuelvan en nada, que lleguen a una inexistencia perfecta.
En el Mar de las
Alegrías se necesitan mil espíritus inundados de Nietzsche, de Lorca, de Walt
Whitman, de Neruda, de Platón, de J. S. Bach, de Calder, de San Juan de la Cruz
y de otros artistas del reino del delirio para mostrar su riqueza y extraer un
pequeño kril poético de su inmenso abrazo marino.
En el Mar de las
Alegrías las islas cantan, los barcos flotan, los amores son eternos y los
viajeros no perciben el paso del tiempo porque no hay tiempo en la alegría, no
hay transcurrir en el gozo.
7001-7100
Las
islas giran en todos los sentidos, sean horizontales, verticales o con
cualquier inclinación; lo que hace especialmente difícil conocer tanto su
naturaleza como su composición y estado.
A
veces se muestran como islas de las columnas, a veces aparecen como auroras. Lo
cierto es que hay tantas islas como horizontes y que la isla del viento está
donde quiere, el viento sopla como el espíritu y se multiplica.
Las
islas se siguen unas a otras y podrían contarnos sus anécdotas. Por eso hay una
isla múltiple, la isla que sigue al Ser a todas partes y persevera.
Otra
cosa muy distinta es conocer la forma y la intención de las islas, sobre todo
cuando se han intervenido con tanto acierto como las Sorrounded Islands que los
artistas Christo y Jeanne-Claude rodearon de un tejido de polipropileno rosa
flotante.
Las
islas no tienen fronteras, pero siempre hay alguna isla Problema, en la que llueve
sin parar hasta que la isla se disuelve.
La isla de Haendel es
aproximadamente un milímetro más pequeña que la de Juan Sebastián Bach, entre
las dos islas forman la dimensión más amplia del Cosmos.
La música gira en todos
los sentidos, el espíritu sopla donde quiere, la belleza aparece en cualquier
parte, la alegría se sitúa por encima del dolor y del mal, la luz recorre todos
el laberinto de espejos del que nadie recuerda entradas ni salidas de
emergencia.
El torbellino inicial
es el comienzo.
7101-7200
La
isla Arte es la más anhelada, aumentar la belleza del mundo debería estar
premiado con la inmortalidad.
La
belleza es esa promesa que hemos esperado tanto tiempo, que ahora aparece de
repente y, en una especie de epifanía elocuente, se dirige a nosotros como si
no tuviera otra cosa mejor que hacer.
El
arte, la belleza, la vida, tres personas distintas y una sola divinidad
verdadera.
La Isla del Encuentro
es la más apropiada para la supervivencia, en ella la luz se las arregla para
crear recuerdos eternos que ningún deterioro neuronal podrá sumergir en el
olvido.
Es la más adecuada para
hacer posible que el mar y las montañas de miles de metros de altura convivan
en el mismo abrazo.
7201-7300
Dicen
que la isla Superflua sobra, que está de más, que es innecesaria, que repite lo
que son otras islas, que no aporta nada nuevo, que es como todas, que no es
original en nada, que muy bien podríamos pasar sin ella, que una isla menos
como una hoja menos de un árbol no se notaría…
No
han entendido nada, esto es todo lo que hay, ni una isla más ni una menos, ni
un grano de arena de playa más ni uno menos, ningún átomo sobra, ningún
electrón es innecesario, ningún quark encanto es superfluo, ni una sombra ni un
paso ni una duda ni una vacilación, son, han sido, eran, han de ser
necesariamente así…
La
isla Necesidad es la misma isla Superflua, la misma isla Contingente, la misma
Innecesaria, la misma isla Casualidad. La línea que une y separa azar y
necesidad no existe, son una y la misma cosa vistas y pensadas desde distintos
puntos de vista. Azar y azahar.
La isla de Nietzsche es
la más inverosímil de todas las islas imaginables, en ella se dan cita las
mayores vitalidades y las mejores contradicciones capaces de generar una
estrella.
Si quieres saber lo que
es la vida superlativa debes atreverte a explorar esta isla hasta sus últimas
consecuencias. Que tu vida sea minúscula, concreta, particular, limitada,
finita y débil no hace imposible que puedas adivinar parte del infinito que se
alberga en cada uno de los espíritus humanos.
Como si se hubieran encontrado
y mezclado Heráclito y Espinosa en el Jardín de las Delicias, como si alguien
fuese capaz de trazar el mapa que componen todas las filosofías y fuesen
ciertas a la vez y escondiesen cada una un punto de luz más poderoso que el de
una luciérnaga que quisiera iluminar el universo entero, como si todos los
esfuerzos de todos los humanos nos condujesen a la superación de nosotros
mismos.
El más cultivado de los
artistas filósofos, el más elevado de los filósofos artistas, el más poético
entre los grandes admiradores de una humanidad que ha superado a los dioses
monótonos. Como el gran filósofo que habita en el eterno retorno de los anillos
de Saturno.
7301-7400
Las
islas no tienen que justificarse, son, están ahí, existen, tienen toda la
contundencia de lo que se impone y es evidente por su propio peso, y la
rotundidad de lo que no necesita ser interpretado.
Hay
observadores que han asegurado que las islas son aves y que todas las aves han
sido islas. La teoría no está confirmada, pero no es descartable.
Esta isla, también
llamada y conocida como la isla Calder o isla de Calder es la que les va
indicando a Fabiano y a Ángel que sus investigaciones pueden llegar a buen
puerto.
Para empezar la isla es
tan móvil como cambiante, tan ligera como liviana, tiene vocación de ingravidez
y no alberga en su interior ni un miligramo de maldad, ni de rencor ni de
soberbia ni de resentimiento.
La isla se desplaza
lentamente y a veces es roja, a veces azul, amarilla, negra o blanca. Cuando
quiere flota y vuela, cuando lo desea descansa sobre su propia base, cuando
duerme se eleva a las alturas y sueña que es una nube sin destino que puede
ilusionar a todos los habitantes.
La isla está habitada
por seres inocentes, niños que juegan sin miedo al futuro, como colibríes que
coleccionan rutas para acercarse a las flores más hermosas.
Cuando todo sale bien
esta isla es la mejor colección del mundo de arte cinético contemporáneo.
7401-7500
Las
islas no son bacterias dañinas ni virus infecciosos, son ligeras incertidumbres
que se han dispuesto al azar, como si dejasen su destino a su propio albur.
Las
islas más raras son las islas Eolias, hijas del aire y del viento, no saben que
los dioses apenas pueden hacer algo para que dure y permanezca la ilusión.
Apolo es Apoliso y Apoloniso. Dioniso es Diopolo y Dionolo.
La
isla Apolisa no se entiende, apenas se sostiene en el mar y ya se está cayendo,
apenas flota y se mantiene como isla enmascarada.
La
isla Dionolia sin embargo sabe lo que hace, se sostiene a sí misma, es una
columna dórica vertical que surge desde el fondo del mar y solo se necesita a
sí misma para ser, no molesta a nadie y apenas muestra el capitel-isla como la
música que se renueva y no confunde. Nadie se ahoga en sus costas y en sus
playas. Todo se sostiene.
La isla Invulnerable
está rodeada de dunas, en su interior atesora el jardín tropical más frondoso.
Está rodeada por el Mar de la Felicidad y, seguramente, esas aguas deben
realizar algún que otro milagro.
Con una facilidad
pasmosa pasa el tiempo, como si nada ni nadie le opusiera resistencia.
7501-7600
Nadie
sabe ni conoce la fuente de la alegre juventud, nadie sospecha el origen de
todas las palabras, tantas palabras que podrían nombrarlo casi todo, tantas
desaprovechadas como islas abandonadas a la deriva, como mares abandonados a su
suerte oceánica, como océanos plastificados de espanto.
La
libertad de las islas móviles se corresponde con su agilidad para remontar
mareas y corrientes, para reponerse del cansancio del incesante devenir del
ser, para mantenerse a la deriva como si no importase nada, como si el rumbo
fuese libre y ágil a la vez, predestinado e improvisado simultáneamente.
La
isla Solitaria no aparece en los mapas ni ha sido fotografiada por los
satélites más precisos. No hay manera de acercarse a tanta perfección.
En la isla del Reino de
Polombia (isla conocida también como la isla de la Torre de Babel porque en la antigüedad se construyó
una torre elevadísima que llegaba hasta el cielo y que se ha ido erosionando un
poco con el paso de los milenios) permanece solo lo mejor.
Ni Ángel ni Fabiano
saben que se desplazarán todas las islas actuales, que se hundirán todas las
que han conocido, que aparecerán otras nuevas y que solo una isla permanecerá,
esta isla, la isla Polombia.
7601-7700
La
última isla no se ha descubierto ni se ha formado todavía. Simplemente aparece
a su antojo. Puro capricho.
Al
final todas las islas desaparecen. Se disuelven en el mar y el mar se disuelve
en islas de acero.
Las
islas se disuelven y son provisionales, su destino es mantenerse siempre
encendidas.
El
archipiélago de las islas solubles se convierte en la solución de la ausencia.
Algún día todas se disolverán, pero no todavía; los otros días no somos
mortales y, por esos días sonrientes, mereceremos sobrevivir a todos los
percances.
La
isla de las simplificaciones, de las incoherencias, de las incompetencias, de
las inconsecuencias.
A veces ninguno de los
dos sabía explicar si la Belleza es una forma espléndida de la inteligencia y
el orden o si es al revés, la inteligencia la que es una forma de Belleza
neuronal.
Les pasa lo mismo con
la Bondad, no saben si es una manera hermosa con la que se presenta la verdad o
si, que también es posible, es la verdad una de las mejores manifestaciones de
lo bueno y de lo bello.
Saben que lo están
mezclando todo y que todo, de forma imprevista, aparece radiante. Como si se
estrenase el universo sin maldad.
7771
En la última isla,
también llamada isla de Johan Sebastian Bach, hasta los sonidos son esculturas
aéreas y móviles, se descubre que todas las islas han sido creadas, formadas,
hechas y elaboradas por un escultor.
Las islas son
esculturas, esculturas móviles, nómadas, no definitivas. Son islas vivas,
cambiantes, cinéticas, alegres, deslizantes como patinadoras seguras de su
pericia.
Ahora Ángel y Fabiano
saben que todas las islas son esculturas, que también lo son los continentes,
que el mismo planeta Tierra es una hermosísima escultura esférica, como la
Luna, los planetas, los satélites, los cometas y los asteroides. Escultura es
el preciosísimo planeta Saturno y sus anillos y todo el Sistema Solar. Una
valiosísima y gigantesca escultura es la galaxia Vía Láctea, así como los miles
de millones de estrellas que la componen. Astronómicas e inacabables esculturas
son los miles de millones de galaxias que conocemos, así como serían esculturas
todos los cosmos, mundos, universos o multiversos que haya habido, existan o
puedan llegar a ser reales. Desde las más humildes partículas elementales,
desde los quarks con más encanto, hasta todo el cúmulo de totalidades del ser.
Incluso su humildad
actual es un gesto de asombro escultórico. Entonces los anillos de Saturno se
trasladan a la Tierra y se sitúan sobre las islas nómadas. Un anillo sobre cada
isla. Una isla para cada esfera.
PRINCIPIO