Se equivoca la enfermedad cuando llega a la ilusión y la reemplaza, se confunde el dolor si se acerca a la vida que sentimos, nos miente la muerte cuando se aproxima, es cobarde la tristeza si perdura, lo que debería ser nuestro y para siempre es la revelación de la Belleza, la apertura desde la magia a los placeres divinos, que se acerque la luz y tiemble nervioso el arcoiris y casi no acierte a disponer en orden sus colores, que llegue un colibrí y oscilen todas las partículas que componen los anillos de Saturno, que sonría un puente y se amplíen los momentos disponibles en este encuentro, que hablemos y ya queden perfectamente nombrados los nuevos sentidos de la vida.
Es torpe la soledad, es casi un error, lo que es nuestro para siempre es el reconocimiento de esas alturas nuevas que descubrimos en sueños, que perseguimos y a veces alcanzamos despiertos; tal vez no parezca mucho, pero seguro que es ahora mismo cuando, estando juntos, se produce la alegría.
Que nos ilumine el sol, la alegría, la nieve y la ilusión.
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