Para los que hemos acariciado el alma y las alas de un colibrí divino ya sólo nos queda mirar al cielo.
Juan de la Cruz en "Dichos de luz y amor" lo llamaba "Las condiciones del pájaro solitario":
"41. Las condiciones del pájaro solitario son cinco. La primera, que se va a lo más alto; la segunda, que no sufre compañía, aunque sea de su naturaleza; la tercera, que pone el pico al aire; la cuarta, que no tiene determinado color; la quinta, que canta suavemente. Las cuales ha de tener el alma contemplativa: que se ha de subir sobre las cosas transitorias, no haciendo más caso de ellas que si no fuesen; y ha de ser tan amiga de la soledad y silencio, que no sufra compañía de otra criatura; ha de poner el pico al aire del espíritu ..., correspondiendo a sus inspiraciones, para que, haciéndolo así, se haga más digna de su compañía; no ha de tener determinado color, no teniendo determinación en ninguna cosa, sino en lo que es voluntad de" ...los dioses sonrientes; "ha de cantar suavemente en la contemplación y amor de su"... cosmos.
Mientras tanto seguimos siendo filosomatós, anemófilos, constructores de imaginarios puentes sonrientes y también esperamos la floración de los magnolios soulangiana y la evolución de la sonrisa de los dioses.
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