Qué mal se llevan esas justificaciones fáciles, frívolas, retóricas y gratuitas que exculpan de todo mal al sistema capitalista o al comunista, a los gobiernos de turno, a los Estados, a los ministerios, a los que deberían ser responsables, a los banqueros, a los empresarios... de los sacrificios que siempre -qué casualidad- han de hacerse con los sectores menos protegidos de la sociedad, con los trabajadores, con los parados, con las clases sociales más bajas en rentas disponibles (no en dignidad ni en respeto).
Qué curioso que nunca se plantee el relato al revés, que sean los poderosos, los millonarios, los empresarios y los banqueros los que se exijan a sí mismo sacrificios con tal de no perjudicar el estado de bienestar de la mayoría de la población.
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