Si un gobierno de cualquier país (por el sur de Europa hay auténticos especialistas) quiere hacer las cosas realmente mal debe seguir estos procedimientos:
-Un gobierno debe ser un peligro público, temido por los ciudadanos, así se enterarán de lo que votan.
-Un gobierno debe mantener apariencias democráticas siempre, pero al final de su mandato debe merecer el título de "inutilidad pública".
-Todo lo que se pueda hacer bien, debe hacerse mal. Para hacer las cosas bien ya están los seres humanos, sensibles, cultos y sentimentales.
-Debe ser despiadado, no hay opciones para los buenos sentimientos. La acción del gobierno debe estar llena de crueldad, debe proteger a los fuertes y a los ricos y despreciar, pisotear y desproteger en todo lo posible a los débiles y a los pobres.
-Un gobierno, como el sistema manda, debe ocultar y mentir todo lo posible, retorcer la verdad, interpretar todo falsamente y acumular tal desvergüenza en sus acciones que los más infames canallas parezcan aprendices.
-Los miembros de un gobierno nunca debe actuar según el imperativo categórico kantiano, deben hacer a los demás todo lo contrario de lo que desearían que les hiciesen a ellos.
-Debe privatizar todo lo público, no controlar los desmanes de los mayores sinvergüenzas y dificultar todo lo posible cualquier investigación que intente frenar la corrupción y poner algo de moralidad en la vida pública.
-El peor gobierno ha de cometer actos de tal perfidia que provocasen la vergüenza de cualquier Maquiavelo.
Siguiendo estas elementales consejos se puede llegar muy lejos, sólo hay que ver y mirar.
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