Algo así como vivir la vida como una bombilla a la máxima potencia (dice Marcos Ordóñez hablando de Liwing with the lights on, Mark Lockyer). Mejor aún, una bombilla a la máxima potencia, que nunca se funde.
Es posible que Pascal tuviese razón y que existan razones del corazón que la razón no entiende, lo que vendría a demostrar que tal vez sería oportuno hacer menos clasificaciones o, al menos, relacionarlas un poco más. Una razón sentimental, emocional y por tanto apasionada, y una vida emocional con cierta lógica podrían ser parte de la solución.
No se puede vivir solo con la virtud, decía Aristóteles.
No se puede vivir solo con la razón, decía Nietzsche.
No se puede vivir a solas con las palabras.
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