Decía el filósofo Sören Kierkegaard que la angustia que sentimos ante un acantilado no se debe al temor de que podemos caernos sino al miedo a decidir tirarnos nosotros mismos.
Algo parecido debe estar sucediéndoles a algunos líderes independestistas catalanes estos días, no tienen tanto miedo a caer como pánico a que su propia libertad les lleve a arrojarse al precipicio.
Lo que no cabe duda es que uno puede usar su libertad de la forma más angustiosa e irresponsable posible, incluso puede decidir arrojarse al abismo. Lo que NO DEBE de ninguna manera es arrojar a los demás. Si ya es un error el suicidio, lo que es absolutamente imperdonable es empujar a la muerte a los demás.
viernes, 27 de octubre de 2017
domingo, 22 de octubre de 2017
La belleza
Escribe Antonio Muñoz Molina en "La subversión por la belleza" (Babelia, 21-10-17)
"Simone Weil dice que una de las necesidades vitales de las personas de clase trabajadora es la belleza. Sin belleza en la vida cotidiana y en los procesos mismos y en los resultados del trabajo no hay justicia social...
(William) Morris sabía que la destrucción y la fealdad no eran hechos accesorios, sino elementos tan centrales de la injusticia como la brutalidad del trabajo en las fábricas y el sometimiento de los obreros a un sistema de producción en el que a nadie le estaba permitido disfrutar del resultado de su esfuerzo, y por tanto del sentimiento de la propia dignidad y de la posibilidad de la alegría...
Construir objetos bellos y útiles o participar en su creación es una fuente segura de felicidad; también vivir en lo posible rodeado de ellos...
“Bello es lo que el tiempo no hace vulgar”, decía nuestro Juan Ramón Jiménez...
La belleza y la racionalidad pueden contagiarse, igual que se contagian la fealdad y el trastorno..."
Escribía Nietzsche:
“Y aunque se os hayan malogrado grandes cosas, ¿es que por ello vosotros mismos os habéis malogrado? Y aunque vosotros mismos os hayáis malogrado, ¿se malogró por ello el hombre? Y si el hombre se malogró: ¡bien! ¡adelante!...
Y en verdad, ¡cuántas cosas se han logrado ya! ¡Qué abundante es esta tierra en pequeñas cosas buenas y perfectas, en cosas bien logradas!
¡Colocad pequeñas cosas buenas y perfectas a vuestro alrededor...! Su áurea madurez sana el corazón. Lo perfecto enseña a tener esperanzas...” (Así habló Zaratustra, 390-391)
"Simone Weil dice que una de las necesidades vitales de las personas de clase trabajadora es la belleza. Sin belleza en la vida cotidiana y en los procesos mismos y en los resultados del trabajo no hay justicia social...
(William) Morris sabía que la destrucción y la fealdad no eran hechos accesorios, sino elementos tan centrales de la injusticia como la brutalidad del trabajo en las fábricas y el sometimiento de los obreros a un sistema de producción en el que a nadie le estaba permitido disfrutar del resultado de su esfuerzo, y por tanto del sentimiento de la propia dignidad y de la posibilidad de la alegría...
Construir objetos bellos y útiles o participar en su creación es una fuente segura de felicidad; también vivir en lo posible rodeado de ellos...
“Bello es lo que el tiempo no hace vulgar”, decía nuestro Juan Ramón Jiménez...
La belleza y la racionalidad pueden contagiarse, igual que se contagian la fealdad y el trastorno..."
Escribía Nietzsche:
“Y aunque se os hayan malogrado grandes cosas, ¿es que por ello vosotros mismos os habéis malogrado? Y aunque vosotros mismos os hayáis malogrado, ¿se malogró por ello el hombre? Y si el hombre se malogró: ¡bien! ¡adelante!...
Y en verdad, ¡cuántas cosas se han logrado ya! ¡Qué abundante es esta tierra en pequeñas cosas buenas y perfectas, en cosas bien logradas!
¡Colocad pequeñas cosas buenas y perfectas a vuestro alrededor...! Su áurea madurez sana el corazón. Lo perfecto enseña a tener esperanzas...” (Así habló Zaratustra, 390-391)
viernes, 20 de octubre de 2017
Para seguir después del fin del mundo
Adam Zagajewsji, poeta, Premio Princesa de Asturias de las Letras 2017:
Después de cada fin del mundo
Cuando habla de que, a lo largo de la historia, se
han ido dando desgracias que la humanidad ha
vivido como si fueran fines del mundo, dice Adam
Zagajewski: «¿Cómo vivir tras tantos fines
del mundo? Adorno consideraba que la poesía era
imposible después de Auschwitz. Pero la ropa
se seca tendida en las cuerdas blancas y resuena la
risa de un niño. El niño crecerá y será policía
o cura. Por eso creo que, después del fin del mundo,
hay que vivir como si no hubiera pasado
nada. Naturalmente, es preciso recordar lo que ha
ocurrido y pensar en lo que ocurrirá, pero,
así y todo, hay que vivir como si no hubiera pasado
nada. Dar largos paseos. Contemplar las
puestas de sol. Creer en Dios. Leer poesías. Escribir
poesías. Escuchar música. Ayudar al prójimo.
Hacer la pascua a los tiranos. Alegrarse del amor y
llorar la muerte. Como si no hubiera pasado nada».
jueves, 19 de octubre de 2017
La bondad
"La bondad es una forma de la sabiduría y no necesita, por tanto, de recompensas finales,
puesto que ella misma ya es el premio."
Fernando Aramburu, escritor.
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