Después de todo, si alguien me preguntara por la vida, no le escondería el dolor ni el sufrimiento, ni la ansiedad ni la muerte, tampoco la frustración ni la angustia. Todo eso tendríamos que contarlo, si queremos ser sinceros; pero lo único que no deberíamos olvidar por nada del mundo es la inmensa gratitud por la alegría recibida en cada sonrisa, por la felicidad de los colores, por el placer de la belleza, por la nieve inmaculada, por los árboles del cielo, por el amor y el deseo y la entrega y la dedicación y los regalos tan delicados como un colibrí...
De acuerdo, también tendríamos que hablar de los malos gobiernos, de los corruptos, de los malvados, de las guerras, de los irresponsables, de los fanáticos del egoísmo.
Pero de ninguna manera nos podríamos olvidar de las aves, de las montañas más altas, del gozo de caminar, de la ilusión que nos hace conseguir lo que nos gusta, de la buena vida sencilla, de los amigos que nos ayudan...
Después de todo, de vivirlo casi todo, recomendaría sin ninguna duda esta vida, y también otras que puedan imaginarse, mejores (pero no más caras), más altas y abundantes y sabrosas, frutales, espléndidas, divinas...
Sí, porque cuando somos felices y generosos no les negamos ni a los dioses la oportunidad de vivir sus vidas, incluso -si se lo merecen- les permitiremos que lleguen y sean bienvenidos en las nuestras.
Claro, me dirán los pesimistas, te dejas llevar por tus sueños y quimeras y utopías, y te olvidas de la realidad, de la explotación y de la miseria, de la soledad y del abandono, de los planes fallidos. NO lo olvido, es cierto.
Pero lo que nunca debemos olvidar es el agradecimiento por las buenas palabras, por el amor y el cuidado que hemos dado y recibido, por las sublimes obras de arte de todos los tiempos, por las nubes cambiantes...
jueves, 16 de febrero de 2012
martes, 14 de febrero de 2012
miércoles, 8 de febrero de 2012
Después de la tempestad
Después de la felicidad (de la tempestad, de la libertad...) a veces viene la calma, pero lo más difícil es saber qué llega después de la calma, después de la imperturbabilidad, del silencio, de la nieve...
Tal vez sólo eso, el silencio y la nieve a la la máxima altura.
Tal vez sólo eso, el silencio y la nieve a la la máxima altura.
Barceló y Tàpies
Miquel Barceló escribió sobre Antoni Tàpies:
"El mayor maestro de la pintura de mi país: las tres cosas, maestro, pintor y catalán, en grado máximo.
Un hombre de una pieza
El pez más grande y más rojo del arrecife litoral".
Estoy casi de acuerdo: Tàpies era maestro y pintor en su grado máximo, pero a quién le importa que fuese catalán, ¿lo valioso no debería ser universal?
Me temo que se puede ser genial, como Tàpies y Barceló y, a la vez, ser reduccionista y qué poca cosa me parece ser nacionalista, a no ser que nuestra nación sea la Humanidad.
"El mayor maestro de la pintura de mi país: las tres cosas, maestro, pintor y catalán, en grado máximo.
Un hombre de una pieza
El pez más grande y más rojo del arrecife litoral".
Estoy casi de acuerdo: Tàpies era maestro y pintor en su grado máximo, pero a quién le importa que fuese catalán, ¿lo valioso no debería ser universal?
Me temo que se puede ser genial, como Tàpies y Barceló y, a la vez, ser reduccionista y qué poca cosa me parece ser nacionalista, a no ser que nuestra nación sea la Humanidad.
martes, 7 de febrero de 2012
Antoni Tàpies
Uno de los grandes maestros se ha muerto. Su vida y su obra inmensa se han desarrollado dentro del informalismo, de la pintura matérica y de la meditación zen. Tàpies nos invita siempre a traspasar la superficie, a correr el velo de Maya y a superar las apariencias.
Wislawa Szymborska
Sorprendente y admirable, no se puede decir mejor que Wislawa Szymborska:
AQUÍ
"No sé cómo será en otras partes
pero aquí en la Tierra hay bastante de todo.
Aquí se fabrican sillas y tristezas,
tijeras, violines, ternura, transistores,
diques, bromas, tazas.
Puede que en otro sitio haya más de todo,
pero por algún motivo no hay pinturas,
cinescopios, empanadillas, pañuelos para las lágrimas.
Aquí hay un sinfín de lugares con sus alrededores.
Algunos te pueden gustar especialmente,
puedes llamarlos a tu manera,
y librarlos del mal.
Puede que en otro sitio haya lugares así,
aunque nadie los encuentre bonitos.
Quizá como en ningún sitio, o en pocos sitios,
aquí tengas un torso separado
y con él los instrumentos necesarios
para añadir los propios a los niños de otros.
Y además brazos, piernas y una cabeza sorprendida.
La ignorancia tiene aquí mucho trabajo,
todo el tiempo cuenta, compara, mide,
saca de ello conclusiones y raíces cuadradas.
Ya, ya sé lo que estás pensando.
Aquí no hay nada duradero,
porque desde siempre hasta siempre está en manos de los elementos.
Pero date cuenta: los elementos se cansan rápido
y a veces tienen que descansar mucho
hasta la próxima vez.
Y sé qué más estás pensando.
Guerras, guerras, guerras.
Pero incluso entre las guerras a veces hay pausas.
Firmes – la gente es mala.
Descansen – la gente es buena.
A la voz de firmes se produce devastación.
A la voz de descansen se construyen casas sin descanso
y rápidamente se habitan.
La vida en la tierra sale bastante barata.
Por los sueños, por ejemplo, no se paga ni un céntimo.
Por las ilusiones, sólo cuando se pierden.
Por poseer un cuerpo, se paga con el cuerpo.
Y por si eso fuera poco,
giras sin billete en un carrusel de planetas,
y junto a éste, de gorra, en un torbellino de galaxias,
en unos tiempos tan vertiginosos
que nada aquí en la Tierra llega ni siquiera a moverse.
Porque mira bien:
la mesa está donde estaba,
en la mesa una carta, colocada como estaba,
a través de la ventana un soplo solamente de aire,
y en las paredes ninguna terrorífica fisura
por la que el viento te lleve a ninguna parte".
AQUÍ
"No sé cómo será en otras partes
pero aquí en la Tierra hay bastante de todo.
Aquí se fabrican sillas y tristezas,
tijeras, violines, ternura, transistores,
diques, bromas, tazas.
Puede que en otro sitio haya más de todo,
pero por algún motivo no hay pinturas,
cinescopios, empanadillas, pañuelos para las lágrimas.
Aquí hay un sinfín de lugares con sus alrededores.
Algunos te pueden gustar especialmente,
puedes llamarlos a tu manera,
y librarlos del mal.
Puede que en otro sitio haya lugares así,
aunque nadie los encuentre bonitos.
Quizá como en ningún sitio, o en pocos sitios,
aquí tengas un torso separado
y con él los instrumentos necesarios
para añadir los propios a los niños de otros.
Y además brazos, piernas y una cabeza sorprendida.
La ignorancia tiene aquí mucho trabajo,
todo el tiempo cuenta, compara, mide,
saca de ello conclusiones y raíces cuadradas.
Ya, ya sé lo que estás pensando.
Aquí no hay nada duradero,
porque desde siempre hasta siempre está en manos de los elementos.
Pero date cuenta: los elementos se cansan rápido
y a veces tienen que descansar mucho
hasta la próxima vez.
Y sé qué más estás pensando.
Guerras, guerras, guerras.
Pero incluso entre las guerras a veces hay pausas.
Firmes – la gente es mala.
Descansen – la gente es buena.
A la voz de firmes se produce devastación.
A la voz de descansen se construyen casas sin descanso
y rápidamente se habitan.
La vida en la tierra sale bastante barata.
Por los sueños, por ejemplo, no se paga ni un céntimo.
Por las ilusiones, sólo cuando se pierden.
Por poseer un cuerpo, se paga con el cuerpo.
Y por si eso fuera poco,
giras sin billete en un carrusel de planetas,
y junto a éste, de gorra, en un torbellino de galaxias,
en unos tiempos tan vertiginosos
que nada aquí en la Tierra llega ni siquiera a moverse.
Porque mira bien:
la mesa está donde estaba,
en la mesa una carta, colocada como estaba,
a través de la ventana un soplo solamente de aire,
y en las paredes ninguna terrorífica fisura
por la que el viento te lleve a ninguna parte".
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