Miquel Barceló escribió sobre Antoni Tàpies:
"El mayor maestro de la pintura de mi país: las tres cosas, maestro, pintor y catalán, en grado máximo.
Un hombre de una pieza
El pez más grande y más rojo del arrecife litoral".
Estoy casi de acuerdo: Tàpies era maestro y pintor en su grado máximo, pero a quién le importa que fuese catalán, ¿lo valioso no debería ser universal?
Me temo que se puede ser genial, como Tàpies y Barceló y, a la vez, ser reduccionista y qué poca cosa me parece ser nacionalista, a no ser que nuestra nación sea la Humanidad.
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¿Qué dices? ¿Nuestra nación tan sólo la pacata y pequeña humanidad? ¿Sólo te comprometes con y amas al homo sapiens al cuadrado? ¿Abandonas a su suerte al país de las hormigas, al de los trasgus, al de los elefantes, al de los alienígenas, al de los asnos de aldea, a los habitantes de saturno, a los selenitas lunáticos,a las ranas verdes y croantes, a los marcianos cuerdos, a los diosecillos intergalácticos, a las bacterias simbióticas, a los ángeles estelares (y a los de Miguel Angel,)a los gusanos de Maguey que son sabrosos y triscantes cuando bien fritos, a los pájaros bobos, a las águilas de altura, a los gusanos saprofitos? ¡¡¡Qué pequeñito tu universo, filósofo!!! No sigas por ese camino que vas a acabar como un nacionalista cualquiera: con el número de neuronas sensiblemente reducido y, las supervivientes, apiñadas en el centro del hipotálamo,gélidas, con la transmisión eléctrica bloqueada y rodeadas de vacío.
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