Mientras casi todos los organismos internacionales y nacionales persiguen el objetivo oculto y mal disimulado de acabar con todo signo del estado de bienestar, con los derechos de los trabajadores y de los ciudadanos, y con el respeto de la vida humana, es difícil aceptar lo que ocurre como si todo fuese un espectáculo estético.
Mucho más fácil es contemplar la belleza fuera y lejos de los seres humanos.
Incluso los dioses son una vía de escape, una evasión casi perfecta. Lástima que no nos correspondan en casi nada.
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