Se nos ha muerto uno de nuestros filósofos-pensadores más interesantes, uno de
los más vitales, hedonistas y optimistas, uno de los más cultos y civilizados.
Los dioses, si existen, se estarán disputando el honor de tenerlo en su Corte Celestial,
para escucharlo y aprender de él. Si no existen, desde ayer se ha enriquecido la nada
con uno de los pensadores más heterodoxo, atrevido y moderno.
El maestro que nos enseño la verdadera aproximación al origen, el que sabía que todo
avance es retroprogresivo, el que unía mística y ciencia, Oriente y Occidente, el que
sabía amar en todas las dimensiones...
La pena no es decisiva, seguimos leyéndolo.
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