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lunes, 16 de mayo de 2011

Sobre la exposición

JUEGOS EN EL AIRE

Lo primero quiero agradecer a Román Álvarez, Consejal de Cultura del Ayuntamiento de Avilés, su invitación para exponer aquí, en esta magnífica sala.
También quiero agradecerle a Jorge Iván toda la ayuda y la buena disposición para ir armando todo este tinglado de fechas, fotos, catálogo, cartel… A Manolo, que trabaja aquí, en el CMAE y que me ha ayudado en todo el montaje con infinita amabilidad y la mejor disposición. A mi amigo Omar por toda su ayuda y por la introducción tan generosa que ha escrito para el catálogo. A todos vosotros por estar aquí. Incluso tengo que agradecerles a los que viven conmigo la paciencia que tienen soportando vivir en una casa que está invadida por estos artilugios móviles, ya os podéis imaginar.

Tenía miedo al exponer en el CMAE (centro Municipal de Arte y Exposiciones), de que alguien pudiera pensar que esto que aquí vemos son obras de arte; me asusta tanta grandilocuencia. Tengo que confesar que tuve suerte al tropezar con el filósofo francés Alain Badiou y con sus “15 tesis sobre el arte contemporáneo”, ya que en la tesis nº 12 dice que el arte:

“debe estar tan sólidamente construido y ser tan riguroso como una demostración matemática, tan inesperado y sorpresivo como un ataque nocturno y tan elevado como una estrella”.

Pues bien, al leerlo sonreí y me sentí a salvo, estos artefactos que construyo y estas superficies que pinto no están construidas con solidez; no son rigurosas ni pretenden demostrar nada; tampoco son sorprendentes, ya que se insertan en unas corrientes del arte contemporáneo más o menos reconocibles. Lo que sí me fastidia es que no sean tan elevados como una estrella, y eso que lo intento subiendo siempre que puedo a las montañas.

Una vez que ya sabemos que esto no es arte, ya podemos respirar tranquilos y disfrutar -si se puede- de lo que en esta magnífica sala se expone.
Y es que a mí me pasa -salvando las distancias- como a Miguel Hernández, “no perdono a la vida desatenta”, tal vez porque me gustan más “los altos andamios de las flores” y “pajarear en las almas colmeneras”.
No sé ni estoy seguro, pero creo que un poco de hedonismo utópico nos puede venir a todos bien para superar ese estilo de desastres como la guerra, Fukushima o cualquier terremoto, también el de Murcia.
Como decía el maestro Nietzsche:
“También a mí, que soy bueno con la vida, me parece que quienes más saben de felicidad son las mariposas y las burbujas de jabón, y todo lo que entre los hombres es de su misma especie”.
Y como decía mi gran maestro Alexander Calder:
“Cuando todo sale bien, un móvil es una poesía que baila con la alegría de la vida y sus sorpresas".
A ver si algún día me sale uno bien.

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