Que un partido mayoritario que se define como humanista cristiano (y que debe desconocer el significado de ambos términos), que un gobierno de un país tenga la bochornosa desvergüenza de exigir todos los sacrificios a los de abajo, que tenga tan poca dignidad como para ser tan fuerte con los débiles y tan enclenque con los poderosos, que mantenga la infamia en todas sus manifestaciones, que tome medidas que nos conducen a la inhumanidad, que se dedique a aumentar la desigualdad, la pobreza y la miseria, que nos conduzca hacia un momento histórico con menos libertades, hacia un mundo sin fraternidad, con muy poco respeto por el humanismo y por el verdadero significado del cristianismo; que mienta constantemente, que incumpla todas sus promesas electorales, que se comunique mediante falacias, que haga lo contrario de lo que dijo, que se dedique a burlarse de los derechos humanos, que sea partidario de desmontar la razón y el sistema educativo público y de sacrificar un excelente sistema nacional de salud, que desea invertir la lógica para que nadie entienda, que defienda sólo a los que acumulan riqueza de las maneras más mafiosas e ilegales, que sólo tenga estrechez de miras y sea partidario de un imperativo categórico raquítico, egoísta, miope, inmoral y perverso... eso no es un gobierno, eso es una tragedia humana, una injusticia y un disparate histórico.
Mucho mejor no lo hacen otros gobiernos parecidos, capaces de sacrificar a media población de sus países con tal de salvar el sistema financiero de los que se han enriquecido robando a manos llenas.
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