El caso más extraño ocurrió cuando, veinte años después de su graduación, ya con 49 años, regresó al Instituto de Investigación Vital en el que había llegado a ser máximo representante del Vitalismo.
Que un antiguo alumno retorne a su origen, que cuente su vida, aventuras, andanzas y milagros, es algo más que extraordinario. Tal vez por eso, desde su llegada, nada ha vuelto a ser igual; la grandeza que había encontrado, la belleza que lo había envuelto, la gozosa serenidad de la gracia en la que había vivido, el placer de estar en el centro de todo y de saber que ya nada importante existía fuera, todo eso lo convirtió en un referente ineludible para todos.
Hay que reconocer que en todos nosotros despertó una sana y maravillosa envidia. El Director, los Jefes de los Departamentos y todos los investigadores lo rodeaban para no perderse ni una sola palabra. En el fondo estábamos repitiendo aquel romance que describía el encuentro con lo extraordinario.
Sí, quién hubiera tal ventura sobre los días de nuestras vidas, quién hubiese contemplado semejante prodigio, quién hubiera visto tal aparición. Estaba revestida de tales dones y gracias que poseía el extraño poder de provocar la calma y la plenitud, el gozo superlativo, el éxtasis constante.
Cómo seguir investigando en la vitalidad cotidiana cuando teníamos ante nosotros a un superviviente al contacto y a la máxima exposición a las más altas dosis de radiovitactividad, a la revelación continua, a la epifanía de la mejor sonrisa.
El Departamento de Optimismo Vitalista decidió reorientar todas sus investigaciones y tesis doctorales hacia esta Aparición; el Departamento del Vitalismo Hedonista quería comprobar si todos los parámetros que definían el hedonismo Utópico podían detectar la nueva Presencia y el Departamento del Alegrismo Físico y Metafísico estaba considerando que la Alegría era el indicador definitivo de todo acierto.
Y así pasaron los años y todos pudimos investigar con cierta felicidad, como si lo hubiéramos vivido. Su relato llegó a ser para nosotros una nueva especie de evangelio que irradiaba belleza y bondad, la verdad era lo que investigábamos y la virtud la dábamos por supuesta.
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