Día 26 Viernes 24-8-2012
2º intento Juphal-Pockara-Katmandú
Estamos casi seguros de que volveremos sin problemas, la noche está estrellada y todo parece estar bien.
Con la niebla el avión de Nepalgunj-Jhupal-Nepalgunj se desvió para hacer otro recorrido y, como no era fácil que se hiciera otro vuelo más tarde, aprovechamos que había llegado un vuelo de Pockara, en el que había plazas, para presionar y salir de una vez de Jhupal.
1-DESPEGANDO
Si aterrizar en la pista inclinada de tierra y piedra de Jhupal es para valientes, el despegue tiene emociones de parque de atracciones. No hay posibilidad de error, el avión pone sus dos hélices a la máxima potencia, suelta los frenos y empieza su recorrido cuesta abajo ante lo que parece más una maniobra para obtener emociones fuertes que el despegue de un aeropuerto o aeródromo. La pericia de los pilotos, su experiencia y habilidad, hacen que parezca fá´cil lo que debe ser bastante difícil. Antes de que se termine la pista de unos 300 metros, el pequeño avión-avioneta ha despegado y no hay ninguna sensación de caída que uno pudiera haber imaginado. Perfecto.
2-EL VUELO
Volar es majestuoso, espectacular y divino. recorremos de oeste a este unos cientos de kilómetros de Nepal, no demasiado lejos del Hiamalaya. Es un placer visual, geográfico y metafísico ver valles y montañas gigantescas, comprobar que podemos pasar a apenas 200 metros de los collados sobrevolando el mundo por encima de cumbres de 6.000 metros y de valles que dibujan inmensas uves casi verticales. El avión recorre estos lugares como si hubiese una línea secreta que uniese las cumbres. Nos deslizamos por encima de montañas de más de 4.000, 5.000 y 6.000 metros, vemos nacer arroyos que se convierten en torrentes que pronto se disponen a ser ríos caudalosos; vemos pueblos con sus terrazas de arroz bien rabajadas, rebaños de cabras, estupas en los altos, algunas banderas al viento.El vuelo es un placer para la imaginación.
Al irnos acercando al destino divisamos hacia el norte el Daulaghiri y los Annapurna entre las nubes, todo esto es algo más que prodigioso, estas alturas rozan la excelencia de lo que se puede ser; no es extraño que se hayan considerado "sagradas" estas montañas. Montañas divinas, si es que los dioses tienen buen gusto.
3-POCKARA
Nos acercamos al lago de Pockara y vemos una ciudad que parece bien trazada, aterrizamos en una aeropuerto que ayer estaba en huelga porque quieren que sea internacional. Parece mucho mejor que el de Katmandú.
Aterrizaje impecable, salimos del avión, recogemos las pertenencias y, mientras Gomé llama a la agencia para ver cómo proseguimos el viaje hasta Katmandú (a 220 kilómetros), vemos una ciudad bien trazada, arreglada, aceras, calles, limpieza... parece una ciudad de vacaciones, muy occidental. Hace un calor tropical.
Por la huelga de ayer no es fácil conseguir hoy plazas para un vuelo a Katmandú, se decide alquilar una furgoneta que nos lleve a la capital. Vemos al americano con su mujer chino-americana, que habla español, que ha realizado en 15 días su mejor trk desde jhupal-Shay Gompa-Poksumdo hasta Jhonson. Está encantado.
4-EL VIAJE EN COCHE
Se anuncia como autovía pero no deja de ser una mala carretera la que une las dos principales ciudades de Nepal, Pockara y Katmandú. Si conducir en la ciudad es un caos, conducir por carreteras en Nepal supone una buena dosis de reflejos, de habilidad y de audacia. Los coches se adelantan como si no viniese ninguno enfrente, se tocan el claxon continuamente; y todo eso con una densidad de tráfico de espanto de camiones y microbuses, por una carretera que bordea un gran valle con un gran río al fondo.
Los nerviosos es mejor que no gocen de esta experiencia.
5-LA RECETA
Se salimos a las 10,15 de Pockara, sobre las 12 paramos en un puesto de carretera a comprar agua y unos fritos que resultaron ser deliciosos. La cosa no prometía, los cogían con la mano y los envolvían en papel de periódico o de revista. Pero estaban sabrosísimos.
Parece ser que llevan cebolla, calabaza y coliflor, todo rebozado en una mezcla de huevo y harina. Como resultado un placer sensorial. Exquisito. Al final s e compraron 3 raciones para los 6 que íbamos en el coche; nosotros 3, Gomé -el guía-, Kamal el cocinero-, y el chófer de la furgoneta alquilada.
6-LA COMIDA
A las 13 horas paramos a comer en un restaurante popular al lado de la carretera, con vistas al río (100 metros más abajo) y a unas plantas de bambú de más de 12 metros de altura.
Comimos al estilo nepalí, con la mano derecha mezclando el arroz blanco con los vegetales, el pollo y las salsas. Estupendo.
7-EL FINAL
Sobre las 16,30 llegamos a Katmandú comprobando muy bien el nivel de deterioro de la carretera principal que nos acerca a la capital. A pocos kilómetros de Katmandú, cuando se sube una especie de puerto de montaña, la carretera tiene tales baches y está tan destrozada que casi hay que parar, poner la 1ª velocidad e intentar superar obstáculos y arroyos y baches más propios de senderos y pistas de todoterreno.
Camiones Tata , de la India, superpintados, que se estropean; ruedas de camiones tan estropeadas que a nadie sensato se le ocurriría utilizarlas, y mucho menos en camiones que llevan cargas inflamables; policías muy bien uniformados de azul que no pueden poner orden en este caos espontáneo. Además llueve un poco.
8-HOTEL MANASLU
El Hotel, aunque tiene unas obras en la entrada, es un remanso de paz. Nos duchamos con un placer infinito y logro afeitarme con bastante trabajo, después de tantos días de barba salvaje. Parecía un buscador de oro, un aventurero, un cazador.
A las 7 bajamos a charlar, cenamos tranquilamente y descansamos.