viernes, 25 de enero de 2013
La inutilidad al mando
No era fácil formar un Gobierno donde todos, desde el que lo presidía hasta el último, fuesen tan incompetentes, incapaces, inútiles y más que sospechosos de corrupción. Pero en aquel pais lo habían conseguido, en ese sentido eran los mejores, en picaresca, en amiguismo, en tráfico de influencias, en injusticia social, en abandono de los más elementales principios de la actuación vital. Los historiadores no podían creérselo.
Tampoco dejaba de ser extraña la facilidad con la que algunos hacían suculentos negocios mientras que a otros se les hacía la vida casi imposible; y más difícil todavía era para los expertos explicar que los esclavos fuesen tan conservadores y votasen por sus tiranos.
Los politólogos no daban crédito a lo que estaba pasando.
Mientras unos esperaban una "primavera" en la que estallase el descontento social, otros se temían el regreso a sistemas todavía más demagógicos y desesperanzados.
La colección de mentiras superaba ya la estratosfera y amenazaba con sepultarlos a todos pero, como siempre, a unos los dejaría más sepultados que a otros.
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