Nunca decía lo que pensaba, tal vez porque eso que algunos denominarían su "actividad mental" no era pensar, ni siquiera sentir, sólo un sucederse de ideas, recuerdos, deseos, sensaciones, imágenes...
Nunca decía la verdad ni lo contrario, para mentir se necesita algún tipo de acceso a la verdad y ese no era su caso.
Nunca decía, para decir hay que creer que el lenguaje sirve para comunicarnos.
Nunca estaba en silencio, por su mente pasaban alegrías, pululaban libélulas, volaban sonrisas y ocurrencias, flotaban formas redondeadas...
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