Dice Javier Marías (Babelia 2-4-2011), en la presentación de su nuevo libro "Los enamoramientos", que en el fondo casi todos estamos sustituyendo a otras personas, que simplemente unos van quedando libres, se van encontrando y empiezan a considerarse con cierto interés. Se trata casi de un ver "quién está libre, quién pasa por aquí, qué número está" disponible, aunque tendamos a pensar que todo eso lo hemos decidido nosotros libremente. Serrat lo cantaba: "Fue sin querer... Es caprichoso el azar".
Sin embargo Manuel Cruz afirma, en la misma Babelia, que "estamos a punto de quedarnos sin amor. Y nos lo van arrebatar con el mismo argumento con el que nos arrebatan todo: en nombre de la libertad"; flexibilidad laboral y, ahora también, afectiva. Tal vez algunos tengan ya demasiado miedo a la dependencia afectiva, a la infinita disponibilidad de la otra persona.
Creo que estoy más cerca de Manuel Cruz, supongo que las cuestiones del amor incluyen una maravillosa dependencia afectiva, un riesgo absoluto de quedarse sin nada, el dolor absoluto por la pérdida y la ausencia del ser amado (eso que San Juan de la Cruz llamaba "la presencia y la figura") y la "felicidad sin límite ante su mera presencia".
San Juan de la Cruz, Manuel Cruz... andamos algo crucificados...
Spinoza decía en su "Ética": "Los hombres se equivocan al creerse libres, opinión que obedece al solo hecho de que son conscientes de sus acciones e ignorantes de las causas que las determinan". La cuestión está en la causa, en la sonrisa, en el origen del alma.
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