Día 25 Jueves 23-8-2012
Viaje de regreso Juphal-Nepalgunj-Katmandú. Primer intento, primer fracaso
Si todo va bien y no llueve y nos sonríen los dioses, hoy cogeremos el avión de >Juphal a Nepalgunj y de allí otro a Katmandú.
Ayer conocimos a Pedro, un portugués que habla español de maravilla, francés, inglés, que está aprendiendo italiano con su novia y polaco por motivos de trabajo. Trabaja para un banco de Luxemburgo y parece todo un hombre de mundo, viajado y experimentado. Ha venido al Dolpo con la empresa francesa Terra d¨Aventure, que casi siempre lleva viajeros franceses; en esta ocasión viajan 11 franceses y él y ya está un poco cansado de tanto chovinismo. tendrá unos 55 años y hace 8 que ha empezado a practicar trekking, ha estado en Patagonia, en la Torre del Paine y en el Fitz Roy, en Mali, en los volcanes de Mali, en Perú...
es un hombre encantador, con don de gentes, un hombre de mundo que ahora se está divorciando, sus hijas ya son mayores y está empezando una segunda vida. Tiene energía.
Esperar en Juphal permite conocer gente (a pesar de ese perro que ha estado ladrando toda la noche, ¿para qué sirve un perro que ladra sin parar, de qué está avisando?
Hay muchas maneras de viajar, desde la surcoreana que vimos ayer en Shhepka, con la persona que parecía su secretario-fotógrafo, su caballo con asistente que le llevaba la mochila y las riendas del caballo, con su séquito d e 11 personas y 9 mulas... hasta la chica occidental que vimos ayer caminando sola por el Parque nacional Shey Poksumdo con una mochila ligera.
Casi estamos despiertos desde las 5 de la mañana, levantarse, recofer las malestas, desayunar (el último desayuno que nos hace nuestro cocinero) y a esperar con los 12 franceses. Hablamos unas horas con Pedro, que tambie´n quiere ir a la Antártida.
Si algo puede salir mal... vino sólo un avión de Nepalgunj y se fue con los 12 franceses; se calculaba que haría 2 viajes, ya nos habían revisado el equipaje y las mochilas, ya teníamos la tarjeta de embarque en la mano y "CANCELADO" de nuevo. Con el avión llegó una nueva expedición, unos salieron y otros entraron,
en cadena, así es el turismo, incluso el de alta montaña.
Cargando con todo el equipaje, unos 23 kilos, regresamos al lodge bastante decepcionados. De nuevo a esperar, ¡qué destino tan curioso! A las 12 alguien sacó un salchichón ibérico buenísimo y nos lo comimos.
Los que nos ayudaron een esta expedición:
-Tika, ayudante de cocina, nos llevaba el té a las 6 de la mañana y, poco después, tato pani (agua caliente) para lavarnos; se ha marchado ya a trabajar para otra expedición por el Alto Dolpo hasta Jonhson, de allí a Katmandú, donde está su familia y sus dos hijos. Se emocionaba al contarlo. Es una buena persona, muy trabajador y amable, educada, servicial (no servil) y entrañable, le deseamos lo mejor.
-Hira, que parecía musulmán con su turbante en la cabeza y su paño rojo por encima del cuerpo cuando llovía, Era nuestro "porter", vive a 3 días de Jhupal, se ha ido también con otra expedición a trabajar. Un joven trabajador, fuerte, educado y simpático.
-El mulero se habrá ido a su casa, vive en el pueblo que está debajo de Jhupal.
-Barak, el otro ayudante de cocina, siempre agradable y cumplidor, también se ha ido a trabajar.
-Gomé, el guía, y Tarak, el jefe de los cocinenros, siguen con nosotros porque van a Katmandú para ver a sus familias. Los dos son muy buenos amigos, de la etnia Gurum, de la zona del Manaslu.
Tanta convivencia durante 18 días y ahora cada uno por su lado,,, no sé si los humano sabemos despedirnos, no parece que se nos dé bien medir la importancia que tiene cada persona que conocemos.
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