Día 18 Jueves 16-8-2012
12ª etapa Nangung (4.600 m.)- Paso del Gela-la (5.116 m)- Shey Gomoa (4.420 m.)
Salimos como siempre, después de levantarnos a las 6 y de desayunar; a las 8 emprendemos el ascenso del largo y tedioso paso del Gela-la. Lo que se ve es precioso, pero la niebla y las nubes a 5.000 m. nos impiden ver parte de la gran cordillera del Himalaya poblada de cientos de seis miles y siete miles.
Los riachuelos cada vez tienen menos agua, a más altura más pequeño es el arroyo; muy arriba, a 5.100 metros, se hace el silencio, el agua comienza a salir de las montañas más abajo, destilada entre rocas y tierras empapadas por la lluvia.
Descansamos un poco, hacemos fotos; el guía, Gomé, nos ha invitado a una buena cantidad de frutos secos que nos ayudarán también en el descenso. Comemos a media bajada hacia Shey Gompa; es todo un lujo descansar mientras los cocineros nos preparan la comida. Son encantadores y hacen muy bien su trabajo.
Cuando terminamos de comer se pone todo gris y se oye un trueno himaláyico, grandioso y potente. Va a empezar a llover y comienza a granizar; más tarde y más abajo lloverá abundantemente. Llegamos a las 2 de la tarde a Shey Gompa, lloviendo y bastante empapados. Se montan las tiendas, parece que quiere salir el sol y parar de llover.
Shey Gompa es un monasterio budista importante con unas estupas alrededor, y nada más. Eso sí, está enclavado en uno de los lugares más hermosos del Dolpo, con la Montaña de Cristal (5.563 m.) delante y un poco más al NE -apenas se adivina la nieve entre la lluvia- los famosos Kanjiroba Norte y Sur (6.861 y 6.883 metros).
Cada año los budistas del Dolpo celebran en agosto un festival-fiesta budista, este año toca celebrarlo en Shey Gompa a partir del 27 de agosto. Ya están llegando personas que van acampando en el valle en grandes tiendas de campaña de estilo militar.
Hemos visto, situados sobre unos arroyos, unos molinillos de oración que giran constantemente movidos por la fuerza de las aguas y, de paso, rezan, oran, giran, fluyen...
Vemos a dos lamas que mañana piensan caminar para dar la vuelta completa en torno a la Montaña de Cristal, son unas 14 horas, pero no tienen pinta de ser muy atléticos.
Llueve, hace sol, se ven las montañas, no se ven...
Hacemos la colada, damos un paseo por el monasterio, bajamos al valle donde se han instalado ya unas 10 tiendas grandes de campaña; en una de ellas está Gomé y nos invita a un té nepalí-tibetano, como una infusión. En 18 metros cuadrados hay música, hornillo, la señora que atiende, estanterías con un poco de todo, alfombras para que se sienten los clientes...
La Biblioteca de piedra
A lo largo del Dolpo hemos visto cientos de miles de estelas de piedra con oraciones, dedicatorias... formando todo el conjunto la mayor Biblioteca de piedra del mundo. Los nepalíes, atentos siempre a lo cambiante y a lo impermanente, llenan sus casas, estupas, monasterios y pasos de montaña de banderas de oraciones, de molinillos de plegarias, movidos por la mano, por el agua o por el viento; también están atentos a lo permanente y a´si graban en piedras una sugerente, amplia, abundante y dispersa biblioteca que parece imposible recomponer porque también se fragmenta, se erosiona, se rompe o queda ocultada por una nueva piedra a modo de una nueva página de un libro que desea regresar al equilibrio.
Este conjunto de estelas de piedra componen, en un alfabeto y lenguaje comprendido por ellos, una de las más hermosas e inútiles dedicaciones humanas.
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