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lunes, 9 de noviembre de 2009

HACIA UNA ESTÉTICA HEDONISTA DE ALTO NIVEL

11- HACIA UNA ESTÉTICA HEDONISTA
“Y a quien todavía tenga oídos para oír cosas inauditas, a ése voy a abrumarle el corazón con mi felicidad.
Hacia mi meta quiero ir, yo continúo mi marcha; saltaré por encima de los indecisos y de los rezagados” (Zaratustra).
Hay que superar al asceta, al virtuoso del decir no, al que poda la vida.

•El arte es esencialmente afirmación, bendición, divinización de la existencia ... ¿Qué significa un arte pesimista? ... ¿No es contradictorio? Sí” (Nietzsche).
“Una obra poética debe justificarse a sí misma, y donde el hecho no habla no ayudará mucho la palabra”. (Volker Gerhardt).
Si la obra de arte se justifica a sí misma, ¿qué necesidad hay de valorar, fundamentar o justificar la obra de Calder?
Si la obra de arte no necesita justificación tal vez todo esto no sea más que lo que ya había advertido Wittgenstein en su Tractatus, también va a ser cierto que “mis proposiciones son esclarecedoras de este mismo modo: que quien me comprende acaba por reconocer que carecen de sentido, siempre que el que comprenda haya salido a través de ellas fuera de ellas. (Debe, pues, por así decirlo, tirar la escalera después de haber subido.)” (Tractatus, 6.54).
Es decir, que sólo tendríamos que jugar.

“Que un hombre así haya escrito ha aumentado ciertamente el placer de vivir en este mundo”, decía Nietzsche de Montaigne.
•Que Calder haya creado los móviles ha aumentado sin duda el placer de vivir en este mundo.
•Montaigne decía que “La prueba más clara de sabiduría es una alegría continua”). Nosotros lo podemos decir de Calder.
Tendremos que agradecerle a Calder la posibilidad de expresar y de materializar la “escultura de la mañana”, la que convierte las antiguas y fosilizadas estatuas de sal en figuras que amanecen al movimiento y saludan al sol y se alegran de salir a la luz con confianza y sin recelos, sin advertencias previas, sin efectos secundarios ni contraindicaciones, como espíritus libres, felices de habitar una atmósfera humana, inocente, lúdica y pacífica. En la maravillosa conjunción entre el sol y las nubes con lluvia se produce el arcoiris, en la feliz unión de Apolo y Dioniso -del cálculo de un ingeniero y de la inspiración de un artista- aparece Calder.

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