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lunes, 9 de noviembre de 2009

PARA EL PLACER

6- “Para que haya arte, PARA QUE HAYA ALGÚN PLACER Y CONTEMPLAR ESTÉTICO es imprescindible una condición fisiológica previa: la embriaguez ... la embriaguez primaveral, ...la embriaguez de una voluntad colmada y exuberante” (El ocaso de los ídolos) ... la comida, la victoria, el sarcasmo, el enamoramiento, el éxtasis, la alegría festiva del artista.

Dios es una especie de superartista, el hombre artista (un ser más exaltado que el propio superhombre de Nietzsche) puede alcanzar la perfección a través de lo que produce, podría sí actuar como Dios y dejar de actuar como hombre (Golding).
Nietzsche escribía de otra manera "anuncia, en forma de un hermoso y largo poema en prosa, un nuevo evangelio que cautiva al lector no sólo por su contenido sino también por la brillantez, la fuerza sugestiva y la acción hipnótica de su lenguaje” (Bocola).

“Nietzsche es, sin duda, un artista que posee una sensibilidad delicadísima, un ingenio fabuloso, una ardiente fantasía, una imaginación visionaria. Indiscutiblemente es Nietzsche un poeta.” (Fink).

“Nietzsche diría más bien: hagan experimentos, porque no se puede detener todo sólo porque se siente nostalgia del mundo del pasado” (Gianni Vattimo)

La verdad es “un ejército móvil de metáforas” (Nietzsche)... que después de un largo uso parecen fijas, canónicas, académicas, obligatorias, como estatuas.
La verdad de la escultura también está en los móviles de Calder.
“La filosofía del mediodía, “cuando la sombra es más corta”, abre el mundo al contento y rasga el telón gris de la agotadora agonía del sujeto contra sí mismo y contra la suma de traiciones que la memoria histórica ha dispuesto en contra de su “excelencia aristocrática” (Lluís Álvarez).

En el arte podemos ser niños de nuevo, “por instantes adquiere vida de nuevo la antigua sensación y el corazón late con un ritmo normalmente olvidado” (Nietzsche).

“Calder habitaba el mundo como un poeta. Su voluntad esencial consistía en DECIR SÍ y hacer de ese SÍ su libertad” (Alain Jouffroy).

En verdad, lo mismo que el sol, amo yo la vida y todos los mares profundos” (Zaratustra)

“¡Adelante, matemos el espíritu de la pesadez!” (Zaratustra).
Calder y Zaratustra sólo creerían en un dios que supiese bailar y revolotear y aligerarse, cuya vida fuese una fiesta, una risa, una danza.
“¡Oh cielo puro y alto, que sobre mí te ciernes! Ésta es para mí tu pureza: que no hay arañas ni telarañas eternas de la razón; que eres para mí una pista de baile para azares divinos y una divina mesa para los dados y los jugadores divinos” (Zaratustra).

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