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martes, 16 de octubre de 2012

El Himalaya y otras alturas superiores-16


Día 16      Martes 14-8-2012

10ª etapa     Saldang (4.200 m.)-Yangtsher Gumba (3.800 m.)-Saldang

Hemos dormido en nuestras tiendas instaladas en el patio de esta gran casa en lo más alto de Saldang, lejos del río, así no hemos tenido que oír esa especie de catarata contuinua e incómoda toda la noche. Nos han despertado los pájaros y, además, ha llovido poco. Un buen comienzo.
A las 6 nos traen el té y el agua caliente (tato pani) para lavarnos. Desayunamos en la casa del lama, donde merendamos y cenamos ayer.
Hemos decidido ahorrar una etapa de la programada (una era Saldang-Yangsther Gumba e pasar la noche alí, y otra era Yangsther Gumba-Saldang, e instalar la tienda de nuevo en Saldang) y hacer nosotros tres con el guía el camino de ida y vuelta, sin mulas y sin cambio de campamento. vamos a ahacer dos etapas en un día, unas 9 horas de caminata, con sol, con nublados, con lluvia...
Vemos valles espléndidos, montañas inmensas sometidas a un verdadero proceso de erosión (Mathiesen decía en 1977 en su libro que Nepal necesitaba una reforestación urgente), Antes de llegar a Yangsther Gumba  tuvimos que pasar por zonas difíciles, cruzar el río con terreno resbaladizo. Poco antes de llegar hay un puente viejo de piedras y vigas de madera que parece a punto de derrumbarse con la próxima crecida del río, al lado hay un puente nuevo con cables de acero.
Comimos antes de llegar al monasterio, contemplándolo desde una posición elevada; una verdadera maravilla, al lado está el pueblo de Shimengaon. El monasterio está a aunos 4.000 m. de altura. El lama no estaba, nos informan de que está en katmandú (¡qué raro!) y esperamos a que llegue la persona que tiene la llave; es una mujer muy guapa, con la cara quemada por el sol, llega del campo con la hierba que había segado; la esperaba un bebé de 2 meses -al que dio de mamar- y otros dos niños pequeños, descalzos, sucios y muy descuidados.
Abrieron el monasterio y vimos unas 10 estupas -donde se supone que se guerdan los restos mortales de los lamas- denntro de un edificio rectangular lleno de hermosas y coloridas pinturas budistas. En otra parte del monasterio está el templo y 28 esculturas de latón-bronce de Buda (algunas fueron robadas y llegaron hasta EEUU, pero alguien las reconoció, lo denunció y han regresado de su largo viaje. Ahora están en su sitio). El templo tiene su gong y sus libros sagrados en la biblioteca, todo muy descuidado y lleno de polvo, como si llevasen años sin limpiar ni adecentar nada.
El monasterio en su conjunto es precioso y tiene hacia el norte unos 10 molinillos de oración y unos 100 hacia el sur.
Regresamos a saldang (de 13,45 a 17,45) por el mismo camino, cansados, con lluvia, bastante agotados.Antes de llegar vimos una manada de bharales. La subida a aSaldang fue especialmente agotadora, unos barrancos enormes casi verticales, el terreno mojado, gangoso y resbaladizo por la lluvia.
Nos hemos cambiado de ropa u hemos subido a la casa a tomar el té con galletas de la tarde y, después de descansar, la cena. Los niños han vuelto a interpretar (como ayer por la tarde y hoy en el desayuno) las oraciones budistas con los platillos, el gong y la caracola marina.
Sobre las 7 de la tarde llegaron un grupo de norteamericanos (de EEUU) que recorren el Dolpo con sólo dos porteadores. Hablamos conn un hombre joven, de unos 40 años, había vivido y trabajado años en Hispanoamérica, 4 años en nepal y ahora en Mozambique. Gente interesante, estudiada y viajada. Llevaban unas mochilas grandísimas y pesadas. Son jóvenes.

Al ver la indiferencia, el abandono y la desidia que hay entre los que deberían cuidar estos templos y monasterios, me acuerdo de Nietzsche, cuando decía que las iglesias no son más que los mausoleos de Dios, que gritan y ponen de manifiesto la muerte de Dios. Estos lamas aparentemente tienen bastante descuidados los templos que, bien conservados y limpios, podrían ser museos maravillosos.

Caminando se aprende. En vez de buscar, se llega a encontrar; en vez de encontrar, se llega a valorar lo que se tiene; en vez de tener, se aprende a ser; en vez de ser, se limita a admirar.

Toba belleza, sea natural, humana o artística, debe ser reconocida, valorada, protegida y admirada.

Por la mañana, Jason, el americano con el que hablamos ayer por la tarde-noche, nos contó que su padre era ingeniero civil y que él había vivido y viajado de niño por muchos países del mundo y que eso le gusta. estudió Urbanismo, Relaciones Internacionales e Idiomas, ahora sigue con su mismo modelo de vida con su mujer chino-americana trabajando en una ONG.

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