801-900
En
una isla están todas las palabras, verdades y mentiras disponibles, y hay
viajeros que acuden allí y eligen la más conveniente y convincente.
Al
proseguir el viaje y cambiar de isla ya no es fácil ni siquiera recordar qué
tesoro transportado es el que se ha elegido.
Dicen
que hay mentiras del norte que parecen verdaderas en el sur, que existen
verdades del sur que parecen increíbles en el trópico y hasta palabras que
pierden su significado y su hechizo a unas pocas millas náuticas de distancia.
Por
otra parte hay que reconocer que en las islas del norte poseen muchas palabras hiperbóreas
para designar los diferentes estados de la nieve y que en las del sur, sin
embargo, sean todos los colores los que deben inventar y descubrir palabras
para nombrar de alguna manera el despliegue infinito de las flores.
Que
todo sea así, tan diverso, no deja de ser interesante.
Que
todo no se atreva a ser así, tan conforme a medida, no deja de ser algo
decepcionante.
Fabiano es un navegante
solitario que ha recorrido muchos mares y alguna que otra isla. Ahora está con
Ángel delante de LA NOVENA ISLA, Espejo Verde, también conocida como Utopía.
Así supieron que en ningún lugar, en ningún sitio, en ningún tiempo controlado,
sin habitantes censados, sin historia registrada, la isla contenía el conjunto
más afortunado de Ilusiones, Esperanzas, Valores y Deseos Humanos.
La isla en la que
estaban se resiste a ser y a desaparecer, a veces es tan grande como el planeta
Tierra, a veces tan pequeña como la punta de un alfiler. Hay momentos en que
nadie se acuerda de ella y años en los que millones de navegantes quieren
llegar a sus costas desde todos los puntos cardinales. Hay fundadores de
religiones que dicen haber nacido aquí y dirigentes políticos que presumen de
conocerla, pero casi nadie sabe que la isla Utopía es invisible, inmaterial,
inaccesible, invulnerable y que solo se puede llegar con la otra mitad de la
Ilusión.
Nadie conoce sus
coordenadas geográficas ni su paradero, nadie sabe.
901-1000
Hay
islas que no pasan desapercibidas, tal es su esplendor.
Aunque
algunas siempre están disimulando ya que solo logran ser lo que verdaderamente
son cuando se enamoran de las altas montañas y aspiran a crecer por encima de
sí mismas, a salir de su propia insularidad y necesariamente se ponen a cantar
para hacer posible la alegría.
Hay
islas que han crecido por encima de sus
posibilidades.
Lo
peor de las islas que se saben falsas es que están siempre con miedo de ser
descubiertas, son unas farsantes y lo saben. Por eso tiemblan. Es el tremor,
el temblor, el terror. Los geólogos lo
llaman terremotos.
Los
gemólogos los llaman diamantes.
Hay
diamantes que disimulan tan bien que parecen piedras en medio de pedreros
cargados de restos de erosiones divinas.
Ángel y Fabiano reman
como el pescador más pobre, ese del que hablaba Zaratustra, el que al atardecer
rema con remos de oro, el que vive en el interior de LA DÉCIMA ISLA, El Dorado,
el que es áureo y se llama Aurelio, el que podría llamarse Aureliano, el que
muchos años después no habría de recordar nada más que la alegría de ser
durante más de 100 años algo parecido a una isla de compañeros y amigos.
El día en el que llegan
el Sol es pródigo en amarillos y oros y dorados, ponen tanto interés en lo que
hacen que, por un momento, todo es Midas y oro amarillo dorado. Después
regresan los colores y se celebra el advenimiento de los carnavales. Durante
unos días la fiesta está al alcance de todos, no hay muertes ni enfermos ni
abandonados, todos aman y son amados en el Jardín de las Delicias lleno de
bienaventurados.
Ellos son conscientes
de que la isla existe, de que está ahí, pero no hay modo de alcanzarla si no es
siguiendo las más estrictas indicaciones de su trayectoria. Es decir, que para
llegar hasta ella, hay que recorrerla y buscarla todo como si no se quisiera
llegar nunca hasta la gran Finalidad, el gran Objetivo. Ser consciente de que
se ha llegado es lo mismo que ver desaparecer y esfumarse en el aire a la que
parecía la isla más sólida del continente de los Ilusionados.
El continente más sólido
y estable es una isla a la deriva.
1000-1100
En
el archipiélago también existe una isla en la que las palabras no significan
nada, no significaba nada “un fuerte abrazo”, “mil besos”, “todo el tiempo del
mundo” o cualquier expresión de ternura romántica al estilo de Catulo.
La
isla no lloraba ni estaba triste, simplemente era escéptica y agnóstica. Aunque
en secreto siempre esperaba a Godot y, aunque parezca curioso, extraño y hasta
una coincidencia, a la cantante que no era calva, al escenario que no se llena
solo de sillas, al rinoceronte que no embiste y a la ira que no estalla y se
corrige desde el principio.
Las
islas son absurdas y lo saben. De alguna manera en el planeta Tierra no debería
haber islas ni archipiélagos, solo tierra, continente continuo, esfera sólida y
complaciente.
Hay
islas que se convierten en gaviotas, en albatros o en pelícanos y así sueñan lo
que son, efímeras y cambiantes. Saben que su naturaleza no se sostiene y que
solo es una manera de hablar temporal, anecdótica.
Cuando
las palabras ya no significan nada estamos lejos de todo, cerca de la nada.
En la isla de las
Apariencias, la número ONCE, solo hay maravillas. Y quién podría contemplar el
Ser y no volverse loco, quién soportaría tanta grandeza sin perder su pequeña
estabilidad, quién no sería vulnerable a su grado de perfección.
Y todas las apariencias
les indicaban a Fabiano y a Ángel que la isla era una esfera perfecta que se
propaga igualmente en todos los sentidos, que es completa, a la que nada le
falta. Por eso se decía en la antigüedad que las islas esféricas eran completas
en todos los sentidos y que tenían la misma fuerza desde el centro hasta y
hacia todas las direcciones ya que no eran ni más fuertes ni más débiles en
unos lugares que en otros, que en todas partes eran iguales y ejercían la misma
presión en todos sus límites. La isla esférica era, por tanto, homogénea, en un
sentido dinámico, no estático. Ese significado es infinito, aunque un infinito
que entra y cabe en una isla de un kilómetro de diámetro. No puede ser más
plenamente ni más débilmente en una dirección o en otra del archipiélago
lineal.
La isla es esférica
porque es igualmente verdadera en todos sus puntos, no le es lícito -por así
decirlo- ser incompleta. En esta isla el principio y el fin, el comienzo y el
final de todas las cosas son comunes.
La isla esférica es
autocoherente y uniforme y, como decía Platón, nada sale de la esfera ni nada
entra en ella de otra parte. Por estar limitada por una superficie continua la
isla es difícil para los viajeros y visitantes ya que no es fácil concebir una
ruta tan perfectamente circular que se puede empezar y terminar en el mismo
punto sobre una misma línea.
La esfera ideal que
flota en el mar de la Felicidad.
1100-1200
Con
el paso del tiempo puede suceder cualquier cosa, por eso a lo largo de los
siglos una isla ha dado en creer, o al menos ha llegado a suponer que existe
otra isla superior, una especie de isla después de esta isla, una isla eterna
donde llegarían a coexistir todas las islas que existen, han existido y
existirán.
Los
náufragos la han buscado y solo han hallado una isla amarilla móvil que flota
según la amable dirección del viento.
Aquella
isla pensaba que su eternidad iba a ser como la de aquellos días interminables
que eran Islas como Australia, como Eurasiáfrica sin canal de Suez, como toda
América unida sin canal de Panamá.
La
eternidad de las islas es muy larga, pero
vivir solo en longitud no es lo más inteligente que puede hacerse.
Otros
comentaristas han escrito que la isla superior o eterna también ha dado en
suponer que existe un archipiélago de dudas flotando en una imaginación a la
deriva.
La
isla Superior a la isla Eterna también es pasajera.
La isla número DOCE
también es conocida como la isla Mozart, entre otras cosas por el entusiasmo
que sentían todos los que ponían sus pies sobre ella.
Ángel y Fabiano
decidieron recórrela alegremente y sintieron todos sus arrebatos y colores. Las
mediciones que hicieron no demostraron nada ya que todas las medidas eran
imprecisas y los cálculos indefinidos. Pero siempre le agradecerán a esta isla
la posibilidad de saber con absoluta seguridad instintiva cuál es el verdadero
sentido de este acumular, de esta sucesión de días y de caminos.
No vieron el esqueleto
del compositor pero adivinaron la estructura del archipiélago clásico. Ahora saben
que para sobrevivir se necesita a veces algo de estoicismo, de escepticismo y
de relativismo, también mucho de hedonismo, de optimismo y de vitalismo.
Ahora sospechan de lo
que están todos seguros y de los que están seguros de todo, de los soberbios
que se lo han creído, de los arrogantes que todo lo saben. Un poco menos de
orgullo, y mucha más humildad, eso es lo que necesitamos todos; pero unos más
que otros, pensaba Fabiano.
Con el paso del tiempo
las islas no envejecen, se transforman en granos de arena de un reloj de polvo.
1201-1300
“La
isla misteriosa”, mencionada por Julio Verne, sigue existiendo en nuestro
archipiélago, así como la ínsula
Barataria, la isla Utopía, la isla Monte Carmelo, la isla Anillos de Saturno,
la isla Meninas del espejo…
De
alguna manera todas las islas son misteriosas y preparan sorpresas que ni ellas
mismas conocen ni calculan.
La
isla Espejo es imposible de entender, todo allí sucede al revés y nadie logra
explicarlo. Es cierto que, con el tiempo, los misterios se han convertido en
problemas, pero los problemas sin resolver a la mínima se hacen pasar por
enigmas indescifrables.
Todos
los problemas de las islas Hijos son irresolubles, se acumulan, se agrietan,
mutan, se contraen, se alargan, pero nunca desaparecen. Tal vez por eso hay
archipiélagos que ya no quieren ser responsables.
La
isla más misteriosa es la comunicación de los que quieren ser amigos.
Los mejores amigos,
como Ángel y Fabiano, siempre son amigos de Epicuro, sin miedos ni terrores ni
temores, siempre con la mejor disposición del alma, con la sonrisa preparada y
entrenada para seguir siendo emoción positiva, sentimiento desbordante, pasión
alocada y contenida, curiosidad constante, presente y futuro; un presente que
no quiere acelerarse y un futuro que no desea adelantarse, un tiempo que fluye
sin metrónomos ni medidas rígidas ni obligaciones. Y vivir así, feliz y
prolongadamente, sin deprimirse y sin demasiadas pretensiones.
En esta isla, Fabiano y
Ángel permanecerían, sin saberlo, más de sesenta años, aunque ellos creerán que
es solo un día, un día más en una isla afortunada, mágica, la más amistosa y
jovial de las islas.
De esta isla solo
hablarán maravillas en sus Memorias posteriores, saben que, por encima de la
geometría, existe una descripción superior del espacio que se define en
alegrías, poemas de amor, paseos por la naturaleza, montañas y nieves y
zarzamoras, incluso oropéndolas.
Esta es la isla de los
jardines y las huertas cuidadas con esmero, de los frutos del verano y del
otoño, de los colores cálidos.
1301-1400
No
está garantizado por nada ni por nadie que una isla siga siendo una isla para
siempre. Distintos fenómenos y circunstancias pueden producir que una isla se
convierta en jirafa, en nube o en poeta.
(Ser
jirafa es una delicia para todos los soñadores de Venecia).
(Ser
nube es una acumulación de abundancias).
(Ser
poeta, en este archipiélago, no es ningún privilegio, es lo que te ha tocado,
lo que no se puede evitar, como ser géiser, volcán, cascada, primavera, nieve…).
(…Ser
géiser es como ser un invitado a una ceremonia incomprensible en la que la
belleza brota por sí misma).
(…Ser
volcán es el vuelo de la materia antes de ser escultura).
(…Ser
cascada es otro de los triunfos de la imaginación gravitacional).
(…Ser
primavera es el sol en todo su dominio).
(…Ser
nieve en algunas islas es la mayor fortuna, es lo que cae desde el frío sideral
que embellece todo lo que toca).
Tales
acontecimientos son tan raros como imprevisibles pero, en cualquier caso,
ocurren con bastante infrecuencia.
Han llegado a la isla
de El Bosco, isla de las Delicias, Jardín de los Bienaventurados, Jardín de las
Delicias Afortunadas, isla de los Complacidos.
En esta isla todo lo
hermoso y bueno es posible, por eso allí están situadas y existen Venecia y las
jirafas, por eso hay nubes de evolución bondadosa y encuentros insospechados.
La Arquitectura es casi
tan atrevida como el Panteón de Roma y la cúpula de la catedral de Florencia,
como el placer de ver felices a los humanos. Quien se atreve a vivir en esta
isla ya está haciendo su escultura eterna.
No es raro, por tanto,
que Ángel y Fabiano quisieran permanecer allí toda su vida. De hecho residieron
allí una larga vida que en esta versión breve del relato se resume en un día,
apenas una página, apenas unas palabras de sólida bienvenida.
Ya saben que la belleza visible es signo, síntoma
e indicio de que la perfección está a punto de lograrse.
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