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domingo, 1 de septiembre de 2019

Las Islas Nómadas-IX


4701-4800

El archipiélago es como un rompecabezas, un puzzle que podría encajar todas sus piezas y formar un todo esférico, circular, armonioso, alegre y ordenado, de un color amarillo dorado, oro amarillo, que irradiaría una vitalidad tan perfecta que solo podría ser vida, gracia e ilusión.
Por desgracia la realidad geológica y física produce tales tormentas que impiden que se aprecie tal grado de perfección.

En la isla de los Deseos Cumplidos se analiza todos los días hasta qué punto está confundida la Humanidad persiguiendo apariencias e ilusiones de baja categoría, y por qué no sabe o renuncia o le impiden perseguir la Belleza.
La llegada de Fabiano y de Ángel no mejoró las cosas, los habitantes de DesCum no eran capaces de ponerse de acuerdo en casi nada. De nada sirvieron los amenos y acertados discursos de Fabiano ni los ejemplos apropiados de Ángel, seguían sin querer ver lo fundamental.
Después de años de disputas infructuosas Ángel y Fabiano entendieron que tal vez lo que les pasaba es que algún deseo incumplido o insatisfecho les impedía salir de su altísimo nivel de narcisismo mediocre, todos se creían interesantes, inteligentes y capaces de entenderlo todo, incapaces de reconocerse limitados, de dudar.




4801-4900

Las islas se dicen de muchas maneras, se presentan de muchos modos y todas parecen accidentes geográficos, experimentos geológicos o pruebas de un mismo ejercicio de perfección que busca la Isla por excelencia.
Ese ejercicio es el que nos permite pensar o imaginar cualquier isla como una búsqueda de las mil y una gracias derramadas.
Conocido y sabido este número y estos datos cabe sospechar que cualquier variación en la disposición de las playas, composición de la flora, altura de las montañas, población humana y animal, número  de piedras, calidad de los manantiales, esplendor de las primaveras, relación de árboles frutales, acciones previstas, pasiones desatadas, lugar geográfico que ocupa en el espacio global, tiempo disponible desde su origen y cualquier otro detalle, no sería más que la muestra agradecida y sonriente de lo que se puede mostrar sin sobrepasar la capacidad de recepción estética de los seres humanos.
El éxtasis de las islas es esta representación, esta muestra corregida por la evolución estética y aumentada por la creación artística.

En la Isla Absoluta sabían que el arte que se denominaba “abstracto” no te dice cómo seguir ni te ayuda a saber si ya está acabado.
Saben que un cuadro que parece abstracto, no figurativo ni realista, a veces no es más que una copia de un fragmento de una vista de un recóndito lugar de un pequeño glaciar de Groenlandia.
El pintor, el filósofo, el escultor, el santo,  el arquitecto, el escritor, el que intenta hacer algo que  no sabe adónde va, debe ir por donde no sabe para llegar a donde no sabe, como muy bien decía San Juan de la Cruz, que sabía caminar hacia donde nadie sabe.


4901-5000

Lo que nos pasa es que hemos perdido el hilo y no sabemos dónde están las islas encantadas. Lo que nos sucede es que no podemos entender cómo y por qué cada día la isla aparece en lugares diferentes y la que estaba en el Norte cerca del continente europeo aparece ahora en medio del Océano Atlántico, en el Mar del Caribe o cerca de cualquier punto cardinal desconocido y hasta inventado.
Lo que nos ocurre es que sabemos que hemos nacido para la sonrisa y la alegría, y vamos viendo que la vida nos trae grises y palabras vacías sin encanto. Lo que valoramos es precisamente lo que éramos en la isla Paraíso y apenas podemos seguir siendo.
Las islas son tan caprichosas como el azar, sin necesidad alguna cambian y se alejan o se aproximan o se transforman en arcoíris o se prolongan en la cola de cada cometa. Las islas son así, como si lo hicieran sin querer, como si pasasen por allí, como si su ser tan afortunadas no las convirtiese en un peligroso foco de atracción.
La Belleza es lo que tiene, a veces es isla, otras es nube o duna o jardín o viento o flor invulnerable de un día.
Lo que sí está claro es que todas las islas son islas a la vez.

En el Mar de las Complacencias la navegación es un placer, todo es, aparece y se muestra como si estuviera hecho a gusto del espectador, del observador, del consumidor o del vividor.


5001-5100

No se sabe cuántas islas hay que situar en los océanos para que el archipiélago pueda volver a tener sentido, ni siquiera si faltan o sobran islas.
Sin embargo sí se sabe que la isla más lejana está a unos 735 metros de distancia en la escala de Richter.
Las islas son un espejismo, una alucinación colectiva de viajeros, geógrafos y turistas. Cuando millones de habitantes creen vivir en una isla a veces la llaman habitable o habitada, lo que no quiere decir que sea paradisíaca o afortunada, ni siquiera humana.

Los habitantes de la isla de Vivaldi no están enfermos de actualidad como los de Cronia que solo vivían el presente, desinteresándose del pasado ambiental y del futuro imprevisible.
Los vivaldianos, en otras ocasiones llamados monteverdianos, bachianos o haendelianos, son intemporales, eternos y hasta necesarios. Todo lo que sucede o pueda suceder no es más que una prolongada lista de anotaciones a pie de página de las obras de la isla Bachaldi.
No se sabe cuántas islas son imprescindibles y necesarias.


5101-5200

Las islas son imprevisibles, a veces se acercan y es como un milagro. Un milagro es que coincidan en sus perfiles y contornos, y encajen en cada uno de sus salientes y entrantes. Un milagro es que las bañen las mismas olas, las visiten las mismas mareas y las acaricien las mismas corrientes. Un milagro es que la tectónica de esferas las haya aproximado y unido durante milenios. Un milagro es que, cuando se alejan miles de kilómetros durante millones de años, sigan recordándose. Un milagro haberse encontrado y un milagro guardarse eterno reconocimiento.

La isla Limitada es aquella en la que, si existe Dios y no es exactamente como lo has imaginado, entonces no es creíble, no interesa, no es justo ni alegre ni bello ni bueno, no es verdadero ni necesario.
Si existiese un Dios que no fuese como lo has pensado. sería una falsificación absoluta, una creencia vana, pura superstición, vacío total, nada disuelta en el olvido.
Solo quien cuida es divino.
Solo si existes Dios es posible, así se entiende que el universo haya necesitado tantos miles de millones de años intentando formar tal maravilla, sin conseguirlo hasta ahora.


5201-5300

Todas las islas son islas a la vez, compatibles, composibles. Una de cada diez islas está encantada, una de cada cien islas encantadas es de una belleza tan increíble que parece inexistente, una de cada mil islas inexistentes es irreal, una de cada cien mil islas irreales es un puro sueño, una de cada millón de islas soñadas es imaginaria, en una de cada cien mil millones de islas imaginarias es donde quiero vivir.

La isla de Espinosa es la más rigurosa en la vitalidad, por eso decía que “cuanto mayor es la alegría que nos afecta, tanto mayor es la perfección a la que pasamos”.
Aquí todos los sueños funcionan a la vez, todos son necesarios, todos completan el delirio extremo de un  universo que es Dios y de un Dios que es cada partícula.
Por eso todos los espejos forman parte del gran laberinto que precede a la Biblioteca que formamos entre todos.
El mundo de la materia visible se esconde en la niebla de la materia oscura que, a su vez, se pierde en la sombra de la energía oscura que es capaz de esconderse detrás de la nada imperceptible oscura que es parte del laberinto.


5300-5400

¿Cuál es el objetivo de una isla?, ¿por qué una isla puede llegar a  deprimirse, sumergirse y desaparecer?
Hay una isla llena de gratitud que no odia a nadie, siempre está activa pero, en alguno de sus géiseres emana toda su alegre melancolía.
Todo está bien al salir de la naturaleza, pero es insuficiente. La cantante no es calva, pero ya se ha alejado, ahora actúa en otra obra. Godot ha venido varias veces y nadie lo ha reconocido.

La isla de Miguel Ángel ha mejorado la realidad y la ha conducido hasta la perfección en la escultura, en la pintura y la arquitectura.
Otras islas no quieren aumentar el mundo real, prefieren disminuirlo, consideran que lo que hay que aumentar es la mejor ficción.
La realidad a veces es la mejor ficción, sobre todo si consideramos que mundos, universos, cosmos, galaxias, estrellas, planetas, satélites, asteroides, cometas… son esculturas móviles calderianas.
Lo decía Nietzsche: “La verdad es un ejército móvil de metáforas”.



5401-5500

En la isla Lentitud la ola de movimiento retenido avanza un metro cada día y llega a cien metros de altura, el agua está como retenida en una imagen que al pasar por encima no ahoga ni destruye ni inunda, solo llena de fulgor translúcido la playa de los seres alados.

En la isla Lluvia todos son melancólicos.

Estamos en la isla de la Máxima Altura, la isla Vertical, la isla que asciende, la isla del Cielo, el Monte Carmelo.
El Dios-Diosa cuántico existe y no existe a la vez, los creyentes son ateos a la vez y en el mismo instante y sentido, los agnósticos afirman y dudan simultáneamente, los ateos confirman la existencia de los dioses inventados, los creyentes son escépticos con los fanáticos del ser y del no ser. Los dioses no saben a qué atenerse.



5501-5600

La isla Amarilla recibe ese nombre de las mariposas amarillas que la visitan, millones de mariposas que logran así darle ese color a la tierra, a las rocas y a todas las plantas. Todo es tan extraordinario que parece increíble y hasta inimaginable. Alguna mariposa es blanca y también es bien recibida.

Ni Fabiano ni Ángel olvidarán nunca la isla Vertical, isla de las Concordancias, isla de hielo, isla que flotaba en medio del océano.
Mientras ascendían iban sintiendo la delicadeza del esfuerzo, del agotamiento, de la fuerza de voluntad empleada en cada paso.
Mientras llegaban a la nieve no podían dejar de admirar la perfección de que existiese tal modalidad de la materia, estaban fascinados, estaba nevando en la Luna, en Marte y en los anillos de Saturno, en toda la galaxia Vía Nevada, en todo el universo blanco.
Podían descubrirlo, pero todavía no lo sospechaban, los componentes más elementales de la materia no eran los átomos ni los electrones ni los protones, no eran los quarks ni los bosones, no eran los leptones  ni los gluones, eran todos y cada uno de los copos de nieve depositados con delicadeza, con furia o con esmero en la tierra que merecía el gran premio y la mejor recompensa.


5600-5700

La isla de las Oropéndolas está abierta a todos los horizontes, se deja visitar por águilas, cóndores, pelícanos, abubillas y albatros. Todas conviven y  saben compartir colores y distancias.
En esta isla siempre suena la música de Juan Sebastián Bach.

La isla de Dante es la isla de la Divina Comedia, del divino don de la Alegría, de la prodigiosa existencia de la Belleza sonriente.
Por eso vuelan los poetas y escriben las aves en el aire y la luz juega con todos nosotros.
Por eso la vida es bella, tan bella que nos excede y obliga a la mayoría a acostumbrarse para no perecer de inanición contemplándola.
Ángel y Fabiano, acostumbrados como están a ver maravillas, advierten el privilegio y el honor de encontrarse en la isla divina, en la comedia alada, en el vuelo inaugural.


5701-5800

La isla Verdad es la más alejada, la que tiene el acceso más difícil, siempre parece fundirse en niebla o desvanecerse, o cambiar o complicarse. Cuando crees conocer sus accidentes, cuando estás seguro de haber completado la carta geográfica y de navegación que te permitiría orientarte, la isla te sorprende con un hallazgo nuevo, con una erupción de nuevas playas, con una marea de nuevos arrecifes y acantilados. Es una isla esquiva a la que ningún navegante sincero se ha atrevido a decir que ha llegado, lo que siempre permite mantener la ilusión de seguir navegando.

Ni Fabiano ni Ángel podían creer lo que estaban viendo, una isla que era una columna vertical de hielo que se perdía en las alturas, a la que no se adivinaba el final. Hielo azul, hielo verde, blanco y transparente.
No había costa ni playas, solo ese inmenso acantilado de cristal helado sobre el que volaban en círculos gaviotas, pelícanos y cormoranes que no podían anidar en sus paredes verticales porque no había grietas ni resquicios en los que apoyarse. Las aves procedían de las islas más cercanas.
Esta isla también se llamaba Isla de la Armonía porque, al parecer, el viento, al rodearla, emitía una vibración que fascinaba a las aves, a los marineros y hasta a las mismas sirenas. Muchas aves, encantadas por la dulzura del sonido, se olvidaban de regresar a sus nidos, de comer y hasta de descansar, y desfallecían en pleno vuelo; pasando sin transición así del éxtasis divino a la muerte más dulce, tan suave que pasaba inadvertida.
Muchos barcos y tripulaciones sufrieron la misma suerte ya que se sabe que agotaron su combustible, sus víveres y su existencia girando una y otra vez alrededor de la isla sin encontrar manera de acceder ni de alejarse. La isla Inaccesible era Invulnerable, ni siquiera el calor fundía el hielo, al contrario, era el fuego el que se helaba y quedaba congelado como si lo parasen.
Dicen algunos geógrafos que la Montaña de Cristal, situada en el Alto Dolpo, Nepal, es una ruta de aproximación a esta isla. Por eso los monjes budistas una vez al año hacen un recorrido ceremonial circular alrededor de la montaña que no parece de cristal.


5801-5900

En la isla Clásica llueve los miércoles por la tarde, la longitud está sometida a medida y regularidad y pocos se atreven a hacer experimentos.

En la isla del Color sucedía algo extraordinario, todo estaba elevado dos metros por encima de su posición habitual en cualquier otra isla dominada, gobernada y controlada  por la Ley de la Gravedad.
No era fácil entender por qué aquel rojo era tan intenso ni por qué esos amarillos, azules, verdes o naranjas eran tan completos.
Ángel sospechaba que en aquella selva alucinante de colores y formas tenía que haber un misterio descifrable que les permitiese entender el brillo, la intensidad, la luminosidad y hasta la inocencia de las cosas.
Fabiano, sin embargo, no estaba tan seguro, un poco más escéptico imaginaba que la isla y sus árboles eran así y que no había manera de entender el esplendor de la coloración de tucanes, colibríes, guacamayos y abubillas. Simplemente el mundo era así, maravilloso, encantador, espléndido y divino, y no era muy razonable buscar otra explicación ya que cualquier razón exigiría otra anterior o posterior y esa, a su vez, una previa y así hasta la vejez y el agotamiento.
Consideradas así las cosas, los dos llegaron al acuerdo de escribir en su informe que, dada la calidad y cantidad de colores presentes en la isla, habría que considerarla una parte fundamental del Paraíso o el Paraíso mismo de la Ingravidez incipiente.
Los dos se guardaron muy mucho de escribir ciertas suspicacias que les había producido tanto exhibicionismo, galantería y derroche de colores. En cualquier caso preferían ese exceso y sobreabundancia de colores que un  mundo en gris y en negro.



5901-6000

En la isla que habla se dicen cosas maravillosas, te hablan al oído y solo se hacen planes fascinantes para caminar juntos y creer en lo que puede salir bien. En esta isla el silencio complementa a las palabras y las miradas son inacabables.

El Mar del Gozo es el preferido por casi todos los navegantes, lo que no quiere decir que los más intrépidos no se atrevan a dirigirse hacia el Norte o hacia el gran Sur para verse rodeados por icebergs resplandecientes. En realidad el Mar del Gozo es cualquier mar favorable en el que te encuentres, cualquier circunstancia amable, cualquier mundo acogedor, toda santidad que acoge, cuida y abraza.
Debería ser obligatorio navegar por estas aguas al menos una vez en la vida; debería ser necesario vivir así, rodeado por la sonrisa más libre y más amable, debería ser una exigencia racional componer el mundo de tal modo que llegar a él fuese una fiesta, una bienvenida solar, una invitación a la Alegría. Desde este punto de vista todas las vidas son la vida de Ángel y de Fabiano y los millones de vidas de todos los habitantes del planeta son las realizaciones de una vida tan elocuente como disparatada.
Según los calendarios oficiales el barco que los trasladaba solo pasó un día en este mar, aunque todos sabían que ese día había durado años y que seguiría acompañándolos toda su vida. Tal era la intensidad del gozo recibido que el agradecimiento solo podía ser eterno. Quien ha merecido ese encuentro no puedo esperar más porque no hay más ni mejor ni de mayor duración, porque ese es el Mar que hay que navegar. Platón decía que es “el preludio del aire que hay que respirar”.


6001-6100

La isla Realidad dicen que está poblada por casi siete mil millones de habitantes, de los cuales poco más que la mitad son humanos.
Es la isla más difícil de soportar, quien llega a Realidad normalmente sale frustrado, agotado o decepcionado. Pocas veces se cumplen los sueños en esa isla, para eso es mejor ir a las Islas Superiores.

La isla de Henry Purcell no se había visitado desde el 21 de noviembre de 1695. Muchos habían oído y escuchado sus músicas y cantos, pero ninguno se había detenido verdaderamente a sentir la maravillosa levedad del ser y del existir de un músico que, viviendo tan solo 36 años, compuso músicas celestiales y amistosas que ahora dirigían el movimiento de las olas, indicaban la marcha de las mareas y la dirección de las corrientes.
Ningún barco se atrevía a desobedecer las leyes de la hidrodinámica purcelliana ni las de la alegría cuántica.



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