Juan les dejó escrito:
Él le diría algo hermoso, si pudiera...
En ese mismo instante una pintora daba una pincelada sobre el cuadro en el que estaba pintando, muy despacio -y con tiento- una casa...
Mientras tanto, un albañil terminaba de construir con exquisita atención la fachada de aquella vivienda tan antigua y moderna a un tiempo...
Una arquitecta estaba proyectando el edificio y aquella calle no demasiado alargada que se dirigía a las alturas...
Un urbanista dibujaba el nuevo barrio de una ciudad bonita y calmada, con un faro que saludaba al mar, que es el infinito a escala humana...
Una historiadora estudiaba la acumulación afortunada de personas, materiales, proyectos y acontecimientos en un lugar adecuado...
Un geólogo revisaba el movimiento suave que había permitido que conozcamos las ruinas de tantas historias y prehistorias...
Una astrónoma apasionada había formado un planeta lentamente y lo había enfriado poco a poco, con mimo...
Después, algo más tarde, llegaba un biólogo para entusiasmarse con la vida...
A partir de ahí los sistemas solares y lunares se mantenían en sus órbitas desarrolladas...
Y es que una diosa sonriente había colocado aquella galaxia en una vía de cariño, atención y cuidado...
Para que pudiera escribir lo que luego harían los dioses materiales, los que evolucionaron con la vida y que, en un día como este, le otorgaron el deseo de decirle algo, si pudiera...
Simón les contó Las vacaciones de Buda:
Te dejará acercarte, te enseñará todo lo que sabe con la mejor sonrisa, querrás estar a su lado siempre, pero un día Buda seguirá su camino.
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