Para no ser ni parecer narcisista decidió no estimarse demasiado a sí mismo o hacerlo con cierta ironía, desgana y distancia, como si así pudiera quitarse toda importancia. Tendrían que ser los demás los que decidiesen si tenía o no algún mérito o valor; y, sólo al llegar ese reflejo aprobatorio hasta él, tendría derecho a cierta satisfacción, pero sin pasarse.
Únicamente así lograría su autoestima, y eso suponiendo que ese fuese su objetivo.
Pero si el primer método, creérselo, era peligroso; el segundo necesitaba demasiados rebotes, ecos y repercusiones y le hacía depender totalmente de los otros, lo que no garantizaba muy mucho su estabilidad. Por eso decidió seguir practicando la humildad.
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En Santa Clara hay un pájaro llamado Narciso. No conoce los espejos (nunca los hubo en la selva:es un artilugio peligroso en las chozas de la miseria porque puede mostrar con demasiada claridad las dentaduras melladas de hambre y las picaduras de las chinches). Narciso acude cada mañana sin falta a la ventana espejada del hospitalillo y pasa horas dándose el pico a sí mismo, cortejándose. Canta y gorjea a su propia imagen. Conducta admisible en un pájaro bobo borracho de luz pero necia tarea para un humano.Por más que analizo no logro encontrar nada en la especie humana de lo que poder envanecerse; ni de la palabra, que ya es decir.
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