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miércoles, 28 de febrero de 2018

La medida de lo imposible 11-15




11
Alguna dificultad

…Lorca le explica así a Miguel las dificultades de entender el mundo cuando solo triunfa la muerte. Brueghel, El Bosco, Lucas Cranach y Alberto Durero podrían representarlo. Pero el Arte, el verdadero Arte, solo puede ser alegre.

Una estilizada, elegantísima y divina figura femenina llevaba en la mano una gran bandeja de plata muy lujosa y trabajada, en la que sostenía un precioso juego de ajedrez.
Entre la bandeja y el tablero empezó a aparecer una extraña pintura negra y ella con un pincel de ángulos rectos fue pintando todos los cuadrados blancos del tablero de color negro. Meticulosamente, con exactitud y paciencia.
Ya no se distinguían los cuadrados blancos.
Después pintó también de negro las piezas blancas del tablero. Todo quedaba igualado.
Así era muy difícil jugar y lo sabía. La luz también era negra ahora
Por último la figura misma apareció vestida toda de negro. Las nubes escogieron el color gris más obscuro. Se hizo de noche y no volvió a amanecer en muchos meses, años, tal vez siglos.
La aurora quedó abolida en ese momento. El alba desautorizada. El amanecer prohibido. La luz era sospechosa de alegría.



(Así no se puede jugar a nada. La negación es negra, como la soledad y el silencio y el dolor. El mejor juego se celebra con la alegría de la vida, con colores, con amarillo y blanco, con calidez).



12
Entrevista a un náufrago huérfano

…Otra entrevista a otro aspirante -tal vez siempre el mismo- que desea ingresar en la Academia Celestial del Arte Superior, tal vez para evitar la incertidumbre, el relativismo, incluso la falta de piedad entre los humanos.

–¿Por qué desea ingresar en la Academia?
–Porque le di mi vida entera, me entregué totalmente a lo que hacía y ahora…
–¿Y ahora qué?
–…Ahora me he quedado vacío, lleno de silencios y desiertos, desiertos que crecen y me anulan y me encogen y me angustian.
–Ese es vuestro error más común. No debíais haber dado tanto ni haberos entregado tanto a la pintura. No se puede ni se debe dar todo por la escultura ni por la pintura, ni por la música ni por la escritura. ¿Qué te queda, qué os queda ahora?, ¿qué eres, qué sois ahora?
–Nada o casi nada. Recordar las obras realizadas, mirar sus imágenes, releer las palabras escritas, pensar una y mil veces en lo mal que debimos hacerlo como para merecer esto, en lo insuficiente que es ahora casi todo…
–No debéis culparos por eso, debéis culparos por no estimaros a vosotros mismos, por depender de la mirada y la aprobación de los demás, por creer que las obras son lo mejor de cada uno. Tú eres, y eres algo superior a lo que haces, eres valioso por ti mismo; vosotros sois y sois algo superior a un grupo, no necesitáis la aprobación ni el reconocimiento de nadie.
–De milagro he llegado hasta aquí, a veces imagino que soy un farsante, un verdadero impostor y que acaban adivinándolo o sabiéndolo, que notan que solo soy un reflejo de esta época, de sus problemas, inquietudes y palabras, que sin los demás no soy nada, que disimulo y no consisto más que en palabras, palabras vacías y huecas, desprovistas de sentido.
–Eres importante, no te agobies con las mentiras ajenas.
–Tal vez todos los significados y sentidos se fueron cuando sintieron que solo eran apariencia y simulacro, vacío teñido de palabras.
–Sí, tu problema es el horror al vacío, no sabes vivir sin estar entregado a tus obras, sin estar entusiasmado con lo que pintas, construyes o escribes, sin ese sobresalto y sin esa superabundancia emocional.
–Puede ser.
–Creo que tienes que aprender a vivir con menos.
–Eso sí que es imposible, ¿cómo conformarse con menos cuando has llegado a lo más alto, cómo empobrecerse voluntariamente a uno mismo, cómo renunciar a las alturas, al cielo multicolor estrellado, a la divinidad de las luces, a las musas de la belleza, a la poesía que engrandece la mente y el alma, a la armonía de todo?
–Sí, sí, todas son hermosas palabras, pero así no se vive, se vive con y en la realidad.
–No es tan fácil.
–Lo que tienes que hacer es poetizar tu vida cotidiana, no abandonarla.
–Y eso, ¿cómo se hace?
–Sin perder la ilusión por las cosas de cada día, las más sencillas, las cotidianas. Desde que te despiertas.
–Sí, muy bien, insisto, ¿y eso cómo se hace?
–Con equilibrio.
–¿Y eso cómo se logra?
–Con serenidad y moderación.
–¿Y eso cómo se alcanza?
–Dejando de preguntar.
–¿Y cómo se llega a esa quietud?
–En silencio, sin disipaciones.
–¿Y cómo lograré callarme?
–Con voluntad y perseverancia, respirando tranquilo, con lentitud, sin distracciones, siendo constante.
–¿Y qué lograré?
–Nada, pero al menos estarás sereno.
(El equilibrio externo también necesita un equilibrio interior. Todo debe ser compensado. Pero, ¿cuánto tardaría el extremo de una palanca de longitud infinita en reaccionar al inmenso peso que han colocado al final del otro brazo?).



13
El horario de los dioses

¿Por qué dice San Juan de la Cruz en su Cántico Espiritual: “Mil gracias derramando, pasó por estos sotos con presura”?, ¿por qué pasó con prisas, prontitud y ligereza?, ¿por qué no se detuvo?, ¿por qué no siguió en contacto con el mundo?, ¿qué habría pasado si le hubiera dedicado más tiempo?, ¿por qué no se atrevió con millones de gracias?, ¿cómo podrán ahora los dioses soportar la vida eterna y los humanos un simple día?
…Miguel relata la vida diaria de unos dioses que no acaban de entender muy bien a los seres humanos. ¿Qué dios se pondría en el lugar de los humanos más desgraciados?, ¿y durante cuánto tiempo?

Al principio de cada Curso Celeste, aproximadamente unos cien mil millones de años terrestres, los dioses suelen estar algo nerviosos porque les entregan su horario personal, en el que consta todo lo que tienen que hacer cada hora de cada día de la semana, de lunes a viernes, hasta fin de curso.
A ninguno de los dioses, por buenos y generosos que sean, les gusta tener el peor horario del Olimpo, pero siempre queda claro que hay jerarquías divinas y hasta simpatías y preferencias poco confesadas. Por ejemplo, todos los cursos a Zeus y a Apolo les dan los mejores horarios, sin embargo a Ares y a Hefesto les tocan los peores. Eso sin duda explica su carácter y genera muchos agravios comparativos entre los mismos dioses.
A unos dioses les tocan los grupos humanos más complicados, en tiempos difíciles y con más necesidades materiales, con los que deben derrochar su misericordia; a otros, sin embargo, parece que les dan siempre los mejores grupos, los más preparados, inteligentes y en su mejor momento histórico, que apenas necesitan ninguna intervención divina, ni siquiera ser supervisados ni salvados. Y eso parece que roza la injusticia, injusticia divina en este caso.
Al que le toca el lunes a primera hora con el grupo real más difícil se queja inmediata e irremediablemente al Dios Supremo. Después de las celebraciones más o menos divinas y dionisíacas del domingo, el lunes se convierte casi siempre en un día bastante complicado incluso para los dioses más preparados; sobre todo si el grupo está compuesto por seres humanos poco integrados en la civilización, con problemas familiares evitables y con muy poca atención a los altos estudios más importantes y recomendables por la Dirección Celestial de Tráfico de Conocimientos.
Al dios que le dan el viernes a última hora sabe que se va a encontrar con todos los humanos del grupo cansados y agotados y, hay que reconocerlo, a esa hora ya no funcionan ni siquiera los milagros. Como mucho se puede resistir esa pequeña eternidad y buscar una actividad más intensa, lúdica, hedonista y motivadora que el trabajo normal que a los humanos, a diferencia de los dioses más emprendedores, acaba cansándoles.
Para los dioses normales siempre fue fácil realizar el diagnóstico de los problemas humanos, que si no saben ascender al paraíso más sobresaliente, que si no pueden entender los mecanismos divinos de perfección, que si no creen lo suficiente en sí mismos como para enfrentarse a la dura Subida al Monte Carmelo, que si no están ni vienen motivados por su entorno social, cultural, económico, religioso, espiritual y familiar. Sí, todo eso se les da muy bien, lo que no parece tan fácil es pasar al tratamiento; cómo se solucionan los problemas de la Humanidad que vive en la tragedia de la miseria, la pobreza, la desigualdad, la injusticia, el hambre, la guerra, el sufrimiento, el abandono, la desmotivación…, cómo enseñar estética y teología al que solo quiere tirar piedras, cómo lograr que aspiren a lo más alto los que malviven a ras del suelo, cómo ayudarles a sentir que el ascenso es posible incluso desde su modesta posición de salida, cómo hacerles creer que lentamente y poco a poco se llega muy lejos.
Los dioses más enérgicos nunca han tenido problemas con los grupos asignados, pero no todo es superabundancia en la viña del Señor ni en el Cielo mismo, también hay dioses sensibles y diosas delicadas que sufren por su impotencia al no ser capaces de resolver las dificultades humanas que les han correspondido. Aquella teoría antigua de la divina omnipotencia magistral con varita mágica ya ha sido superada, ahora los dioses hacen lo que pueden, que no es mucho, y cuidan lo que buenamente está a su alcance. El don de la ubicuidad parece que también se ha ido perdiendo con el paso de la eternidad. Hay quien dice que el tiempo es solo eso, el único contacto posible entre la eternidad y los seres humanos incompletos.
Muchos humanos se preguntan si unos dioses que no son todopoderosos pueden seguir siendo considerados dioses. El poder absoluto, y hasta la eternidad y el infinito, se distribuyeron hace mucho tiempo entre todos los dioses y diosas disponibles, por eso ahora se puede esperar de un dios o de una diosa como mucho un milagro cotidiano que prácticamente no se distingue de los acontecimientos normales como el pan, las montañas o los teléfonos móviles. Precisamente por eso solo se les puede pedir a los dioses favores temporales, pequeñas soluciones a los problemas que no vayan más allá de unas décadas. De hecho se sabe de una persona que, extasiada al vislumbrar de una forma difusa y desenfocada a su dios personal, pensó que conseguiría con su vida austera y ascética la salvación, la mejor eternidad y hasta el infinito más feliz a manos llenas. Parece ser que se vio algo decepcionado al sentir y comprobar que aquella presencia y figura que mil gracias derramaba no quería ser divina ni humana, que simplemente era la luz del Sol, las nubes semitransparentes, las grandes montañas, las rocas, los árboles, algunas aves doradas.
Dicen que los dioses tienen un trabajo seguro, fijo y estable para toda la vida eterna, pero no parece que todo sean ventajas, si así fuese más seres se atreverían a presentarse a las oposiciones para ser dios. Ellos, los dioses, ya no se atreven a dejar su condición y profesión, no es fácil salir de ese anillo de perfecciones y todo es más difícil de lo que parece ahí fuera.
Si esto les sucede con el horario semanal, no podemos imaginarnos lo que les debe ocurrir cuando tienen que decidir su turno de vacaciones (ya que, aunque hay serias dudas sobre este asunto, hasta ahora no les ha parecido conveniente irse todos a la vez a descansar), sus turnos de vigilancia en los comienzos y fines de siglo o milenio, o cuando deben sortear qué tipo de eternidad les corresponde.
A las personas que se dedican a estudiar estos asuntos se les suele llamar teólogos. Un teólogo dedicado a la teodicea es una especie de aguja finísima que apenas se puede enhebrar, el que consigue pasar el hilo sutil por el agujero puede atisbar y entrever todas las costuras y desgarrones del mundo, pero sigue siendo incapaz de unir todo lo que no se ha unido y además se ha separado.



(El niño piensa que un Dios niño que juegue con inocencia y sin crueldad con el mundo, con el espacio y con el tiempo, sería un hermoso espectáculo. Es más, jugando con el tiempo seguro que se le ocurrirán mil variaciones para montar y desmontar este rompecabezas que no se explica solo con ecuaciones).



14
Orden de alejamiento

…Otro de los artistas, tal vez Yves Tanguy – podemos suponer que siempre es el mismo- le ha dejado a Miguel este texto como prueba de entrada. Sin saber que todo acceso es provisional y que la entrada y la salida vienen a ser lo mismo.

¿Cómo es posible que te hayas ido al comienzo del Cántico Espiritual?, ¿hacía falta llevarse el aire y el oxígeno y el ailanto tan lejos?
¿Era preciso huir con el alma y el colibrí y todas las posibilidades del espíritu?
¿Por qué nos dejaste sin el aliento y la energía necesarias para seguir vivos construyendo sin gracia otra escultura casi inmóvil?, ¿por qué no hay amarillo?
¿Qué pecado de soberbia superlativa te ha llevado a pensar que podías conseguir la belleza y la delicadeza por ti mismo?
¿Qué fue de la inteligencia y la bondad precisas para caminar con tino en esta vida?, ¿por qué el placer tiene tantas veces esa sibilina habilidad de escurrirse y desvanecerse con rapidez?
¿Qué delirio te hizo imaginar que eras merecedor de tantas perfecciones?
¿Qué error de apreciación te permitió calcular que todos los horizontes posibles te estaban esperando?, ¿cómo llegaste a creer que el paraíso estaba a tu alcance?
¿En qué cabeza cabe que en tu vida sea posible realizar el mejor sueño?
¿Cómo llegaste a creer que en un cuadro podían resolverse todos los enigmas?, ¿o qué en un poema se podían disolver todos los misterios?
¿Desde cuándo un simple ser humano puede aspirar a tanto?
¿Cómo te atreviste a desear ser un dios feliz y perfecto?, ¿cómo quieres ser dueño y señor de todos los bienes disponibles?
¿De qué te extrañas ahora cuando te adentras en el sinsentido?
¿No era absurda la misma pretensión de escalar a tal altura?, ¿desde cuándo es tan alto el aturdimiento?
¿Cómo respirarás ahora por debajo de la línea de flotación del alejamiento?
¿A qué lugar sin esperanza te dirigirás?, ¿qué sientes ahora que los imanes no atraen y los cielos supremos se avergüenzan de todo lo que conservan los museos?
¿Por qué no compartes la idea de que el placer más gozoso, después, al recordarlo, produce dolor?

¿Cuántas veces esas vivencias gozosas, placenteras, luminosas, radiantes, alegres y felices nos habrán salvado la vida?, ¿y acaso no debe salvarse siempre la vida?

¿Y qué ganamos alejándonos unos de otros, distanciándonos, desconfiando de todos?
¿De qué ausencia y vacío está hecho el silencio?, ¿no íbamos a caminar juntos por la aurora boreal de los misterios?
¿Por qué la elevada cúpula de oro del inaccesible Palacio del Cielo carece de escaleras y andamios para poder acercarse y contemplarla?


(Nadie lo entenderá y todos sabrán por qué se ha hecho. Ninguna persona comprenderá y todos adivinarán los motivos de su acción. Los dioses sufrirán una nueva decepción y, los más felices entre ellos, perderán otra apuesta).



15
Licenciados de la vida

…Miguel reproduce una posible conversación entre la pastora Marcela (del Quijote) y Miguel de Cervantes (también del Quijote).

–El primer día pronunciaste una frase un tanto enigmática para ser emitida en la Academia Empírea.
–¿Qué dije?
–“¡Estoy licenciada de la vida!”.
–¿En qué momento?
–Por la mañana, estabas tramitando unos papeles para tu ingreso en la Secretaría de nuestra Academia.
–No lo recuerdo.
–Sí, lo dijiste. Lo que no sé muy bien es lo que querías indicar con esa expresión.
–No lo sé, ahora mismo no me acuerdo.
–A mí me pareció que era algo triste, que querías indicar algo así como que estabas despedida o que te habías despedido de la vida, en una situación en la que no podías vivir, sin libertad, llena solamente de obligaciones, deberes y ataduras. Como si quisieras decir que vivías por inercia, sin poner mayor interés ni entusiasmo. Como si estuvieran a punto de agotarse tus baterías.
–Puede ser, sí, podría ser algo así.
–Parece que no te sientes muy cómoda hablando de este asunto.
–No, la verdad es que no.
–No te preocupes, lo dejamos y hablamos de otra cosa.
–Te lo agradezco. Casi prefiero olvidar ese fragmento del pasado y dedicarme a lo que se me ofrece ahora.
–Sabes que aquí tendrás todo nuestro apoyo, todo lo que necesites. Lo que desees. Todo.
–Muchas gracias. Sois todos muy amables conmigo. No merezco estas atenciones extraordinarias.
–No. No son extraordinarias, son las que tú mereces y las que tú nos ofreces. Si has llegado hasta aquí es porque has sido seleccionada entre cientos de miles de candidatos y candidatas.
–La verdad es que no recuerdo haber superado ningún proceso de selección.
–No lo has pasado en un sentido estricto, pero en el Observatorio Superior saben lo que hacen y a quien eligen.
–En cualquier caso no creo merecer esta acogida. Veo que son muchos los que quieren entrar en esta Academia y que son muy pocos los elegidos. Sinceramente, pienso que no estoy a la altura de lo que se puede esperar de mí.
–Nadie sabe por qué ha sido elegido, ni los mismos dioses saben por qué son dioses. Nadie sabe por qué unos tienen la gracia, la bondad, la elegancia y la inteligencia necesarias para llegar hasta aquí. Has llegado y eso está bien.
–He llegado, pero no sé por qué.
–¿Necesitas saberlo?
–Me vendría bien saberlo.
–Entonces te diré lo que has hecho. Según nuestros informes, desde el principio, desde niña, siempre has sido estudiosa, buena, educada y perfecta. Más adelante llegabas a ser una joven deliciosa, muy bella y trabajadora…
–Parece un cuento fantástico para niños pequeños.
–Para niños y para mayores. Más tarde te enamorabas, te casabas y tenías tres hijos. Se hicieron mayores y ya son independientes. Ahora eres una mujer madura, deliciosa, maravillosa, sensible y encantadora.
–Eso suena muy excesivo.
–Pura objetividad, todos los informes así lo indican.
–¿Qué informes?
–Todos los que han elaborado los que te conocen y te admiran.
–Si eso es cierto, que lo dudo, creo que exageran muchísimo.
–No creas. Eres así y eso te ha permitido ingresar en este Curso de Humanidades Superiores.
–Pero, si no lo he solicitado.
–Todavía tiene más mérito. Son los grandes poetas y escritores quienes te han recomendado.
–¿A mí?, si no los conozco, si solo los he leído y comentado, si no he hecho ningún mérito.
–Eres muy humilde. Olvidas tu presencia siempre elegante y armoniosa en todas partes.
–Eso es normal, todo el mundo se arregla cuando sale de casa.
–También está tu figura lograda mediante ese control refinado de los deseos gastronómicos.
–Comer mucho no es muy sano, no tiene mucha importancia.
–Y tu sonrisa siempre atenta que acoge con interés y compasión a todos los seres humanos.
–La alegría siempre es una buena compañía.
–Y está también tu sentido del humor tan despierto y afilado.
–Lo intento.
– Y tu inteligencia brillante…
–No debéis estar hablando de mí. Todo esto debe ser un gran error.
–No, eres tú, se trata de ti.
–No puede ser, he vivido muchos años y nunca me había pasado nada igual. No puede estar sucediéndome esto a mí ahora. Yo no soy digna de tantos elogios.
–Tal vez sea esta una de las gracias de lo poético, que aparece como por arte de magia, como si la cosa más cotidiana nos revelase su milagrosa presencia, como si cada gota de lluvia celebrase una fiesta con el aire mientras cae y con la tierra cuando llega.
–Eso me gusta. ¡Poetizar la vida cotidiana!
–Por eso has sido elegida.
–No sé, eso lo siente cualquiera.
–Pero no todo el mundo logra atraer al sol y mantenerlo en su aura.
–El Sol está ahí para todos…
–No todos saben caminar como si cada paso fuese un regalo para conocer el cielo y el suelo.
–Camino como todo el mundo…
–No todos pueden entrar dentro del cuadro de Las Meninas sin ir al Museo del Prado.
–En ese cuadro se entra con la imaginación de Velázquez, es su mérito, no el mío…
–No todos desean bienestar y felicidad para todos.
–La mayoría de los ciudadanos…
–No es fácil apreciar y desear en su justa medida que existan otros países y otras ciudades y otros mundos.
–No sé, no me creo merecedora de esos comentarios.
–No tienes que creer nada. Simplemente aceptar que estás aquí. Así empieza todo.
–No parece muy difícil.
–Tú haces fácil lo difícil.
–Pero si no hago nada.
–Lo que tú llamas no hacer nada es aceptarlo todo, otros se oponen con todas las fuerzas de sus prejuicios, sus ignorancias, sus lugares comunes, sus verdades pequeñas, sus inseguridades que creen certezas absolutas, sus nimiedades que creen fundamentales, sus inercias, sus bloqueos, sus mezquindades.
–Bien, aceptemos que estoy aquí. ¿Qué hacemos ahora?
–Cumplir con todo lo anunciado.
–¿Qué significa eso?
–Que ha de cumplirse según las mejores palabras.
–“Según las mejores palabras…”, eso suena muy religioso.
–Sí, según los mejores versos de los mejores poetas, según las mejores versiones de los más excelsos mitos, según las más exquisitas verdades de las mejores ficciones que algunos llaman mentiras, según tus palabras.
–Pero si yo no soy escritora.
–Lo eres y todavía no lo sabes.
–¿Y cómo podéis saberlo vosotros?
–Por todos los indicios que has dejado, porque ahora comenzará el Paraíso.
–¿El Paraíso?
–Sí, el Paraíso, el Cielo, el Nirvana, llámalo como quieras.
–Eso es una gran ilusión.
–Exactamente, para que exista el Paraíso son necesarias ilusión, alma, sonrisa, vida, palabras, entusiasmo.
–Todo esto es desmesurado.
–Sí, desmesurado, fuera y por encima de toda medida humana, más allá de la métrica y de la sintaxis que pueda medir la Psicología.
–No te entiendo, no sé qué significa todo esto.
–Nadie lo sabe todavía, empezaremos a experimentarlo según lo vayamos viviendo.
–¿Quieres decir que nada de esto está planificado, que todo se irá desarrollando sin que nadie conozca el desenlace?

–Eso mismo. Sabemos lo que nos dijo Italo Calvino sobre el infierno que demasiadas veces padecemos los vivos, hay una solución, la más arriesgada, “es peligrosa y exige atención y aprendizaje continuos: buscar y saber reconocer quién y qué, en medio del infierno, no es infierno, y hacerlo durar, y darle espacio.”

–¿Y eso qué tiene que ver conmigo?
–Tú formas la esencia de la solución. Todavía no sabemos cómo. Te hemos reconocido y ahora queremos darte todo el tiempo del mundo para que el Paraíso se desarrolle.
–¿Y eso cómo se logra?
–Suponemos que se va consiguiendo cada día. No es una explosión nuclear de gozos místicos, debe parecerse más a un infinito que se muestra día a día.
–¿Por qué no se consigue de repente?
–Tal vez porque no podríamos soportarlo, la eternidad, la inmortalidad, el infinito, lo imperecedero… solo podemos vivirlo y entenderlo paso a paso.
–¿Por qué?
–Rilke lo explica: “Porque lo bello no es sino el comienzo de lo terrible, que todavía podemos soportar; y lo admiramos tanto porque, sereno, desdeña  destruirnos”.
–También dice a continuación: “Todo ángel es terrible”.
–Sí, por eso hay que tener tanto cuidado con lo perfecto y porque de momento no somos dioses.
–¿Por qué dices de momento?
–Porque todavía no apareció el artificio, el cálculo poético y cuántico.
–Sigo sin entenderlo.
–Nosotros tampoco lo comprendemos.
–Sin embargo lo creéis.
–Más que aceptarlo sin más, lo sentimos.
–Eso no demuestra nada.
–No, eso solo señala el camino, lo que hay que hacer cada mañana para seguir.
–Como si fuera una especie de esperanza.
–Sí, podría ser.
–Como si estuvierais esperando a Godot, al principio Esperanza, como si esperarais la salvación, la redención, la solución, el desenlace.
–Sí, algo así, no podemos aproximarnos más con palabras.
–¿Con qué os aproximáis más?
–Con las matemáticas, con la poesía, con la física cuántica, con el musgo que crece en la corteza de los árboles, con las estrellas que observamos y con la astronomía, con el agua cristalina de los arroyos inmaculados, con el amor enamorado y alegre, con las mejores obras de arte, con la Belleza, con la justicia y la bondad, con algunas sonrisas, con las mejores emociones…
–Y con las palabras.
–Sí, con las mejores palabras, con tus palabras.
–No tengo palabras nuevas que decir.
–No necesitamos más discursos ni sistemas.
–¿Qué esperáis que haga, entonces?
–Que estés presente.
–¿Mi presencia?, ¿y qué puedo hacer con mi presencia?
–Contigo comenzará a desarrollarse lo perfecto.
–Eso es mucho suponer.
–No. Es lo que toda la energía y la materia y la vida y los seres humanos estamos esperando.
–No todo nos va a salir bien.
–Y aunque no salga bien, se puede vivir bien, sin desmoronarse. Al  fin y al cabo todas las tristezas, fealdades, mentiras y maldades son errores del sistema.



(Las mejores oportunidades comienzan como una apuesta arriesgada, continúan con una decisión atrevida y prosiguen con una determinación valiente. Pero nadie lo sabe todo. Incluso Omniteo a veces duda sobre si la creación ha sido y es acertada o no).



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