21. UN MILAGRO LLENO DE BELLEZA
“¡Colocad pequeñas cosas buenas y perfectas a vuestro alrededor, hombres superiores! Su áurea madurez sana el corazón. Lo perfecto enseña a tener esperanzas.” (Así habló Zaratustra)
“Los milagros no son ningún tipo de violación de las leyes deterministas de la naturaleza; el milagro que conozco es la floración en pleno invierno, en enero y en febrero, de los magnolios soulangiana con cientos de flores y sin ninguna hoja todavía, ya que este árbol insiste en ser caducifolio. En el mes de junio vuelve a florecer con hojas, un regalo para la vida. Si nos sentáramos a contemplarlo, si nos permitiésemos el inmenso lujo, el todopoderoso placer de sentarnos a su lado o debajo para contemplarlo, cualquier ser humano podría asistir al milagro de la belleza. ¿Qué es la belleza?, se preguntan una y otra vez los profesores de Estética filosófica, yo lo sé, la belleza es la floración de un magnolio soulangiana, los meses de vida y de color que nos proporcionan, la calma y la suavidad , la delicadeza infinita de ese blanco que es rosado, la elocuencia absoluta que puede llegar a ser lila, violeta, morado y todavía puede ser un flamenco vegetal; el regalo de ese tiempo que nos dona en medio de la tranquilidad, en un oasis detenido en medio de la realidad más suave, un balneario vegetal, mil pétalos relajantes,...
El desierto no desvela sus secretos con facilidad.”
A Sebastián le agradó mucho saber que en el mundo existían seres que, para ser felices, sólo necesitaban contemplar un árbol en flor. Un mundo lleno de parques y jardines, con bosques preservados y reservados a la mejor naturaleza humana, un mundo sin inconvenientes. ¡Qué suerte tenían algunos, encontraban lo que querían y podían descansar! Y eso eran los nenúfares, las ninfas, las ninfeas: los milagros que son posibles.
(...
— Espera un momento, de aquí qué puede salir.
— Está bien claro, la felicidad que nos proporciona el jardín es casi la excelencia humana, sobre todo si estás en la compañía adecuada; recuerdas el jardín de Giverny de Claude Monet y sus nenúfares o ninfeas; recuerdas que él, y sus jardineros, modificaron, construyeron e hicieron posible el jardín y los cuadros.
— Eso quiere decir que sería extraordinario vivir en un bosque de magnolios de este tipo o de mimosas.
—Cierto, lógico y perfecto, ¡un bosque de mimosas o de magnolios en flor!, no sé si cabe mayor deleite para el espíritu, en el hipotético caso de que lo tuviéramos o de que lo mereciésemos.
—Es posible llegar a tenerlo, el ambiente adecuado, la compañía precisa, la música perfecta,...
—El espíritu, el alma, o cualquier otro estado delicado de la conciencia y de la sensibilidad humanas deben ser vivir en ese encantamiento.
—Ten cuidado, siempre que hay encantamientos existe el peligro de que te desencanten.
—Existe ese peligro, pero no en nuestro caso.
—¿Cómo lo sabes?
—Porque esta no es una aventura de ínsulas ni de encantamientos, que diría Sancho Panza, es la dimensión definitiva que nos faltaba para desarrollarnos en todas las direcciones y sentidos.
—Parece que estás hablando de dibujo técnico y de perspectiva.
—Estoy hablando de esencia y sustancia, de la realidad y del ser, del ser y la nada, de la estructura y del principio, de los dioses y del amor, estoy hablando de levitación y de mística.
—¡Mucha retórica!, pero no es muy buena, no comunica ni me convence, es como si estuvieras improvisando.
—Claro que improviso, lo que vivo no lo tengo previamente preparado, memorizado y estudiado.
—Sí, sí, de acuerdo, pero no puedes decirlo de cualquier manera, ¿no existe una fórmula para cada una de las cosas que queremos expresar?
—No sé si existe tal cosa, pero creo que aparecerá, se manifestará y, si no, tampoco se pierde gran cosa.
—Si existiese la fórmula perfecta para expresar cada grado, peldaño, escala o nivel en el que estamos, evitaríamos confusiones y engaños.
—No te entiendo.
—Imagínate que desde que se conocen dos personas hasta que puedan enamorarse absolutamente hay, no sé, pongamos 100 niveles.
—Lo imagino.
—A partir de ahí se podría decir: “75”, es decir “Te quiero”, y se podría contestar: “26”, “Me interesas”.
—¡Y podríamos ir aproximándonos lentamente!
—Algo así.
—Te voy a hacer otro regalo:
LA VIDA ES EXAGERADA
Dicen que vivir es inolvidable, que todos los que se atreven a vivir, que todos los que lo hacen, no se arrepienten jamás; algunos, los más afortunados, vibran de vez en cuando, otros sienten y gozan tensiones de placer etéreo, otros vuelan y ascienden a la armonía, los que tienen más suerte conocen el cielo en la tierra y saben reconocer los besos perfectos y viven pasiones que nunca se acaban, que no son provisionales.
Dicen que los que han tenido tanta dicha sólo saben sonreír y vivir del presente, el futuro lo inventan como quieren y el pasado lo reinauguran cada vez que se encuentran. Debe ser inevitable, ser feliz es lo que tiene, te acostumbras y ya por nada del mundo quieres dejarlo. Te dicen que no debes exagerar, que eso es temporal y que se acaba, que tiene fecha de caducidad, te dicen que debes conformarte y resignarte, aprender a ser serio y formal; pero el que sabe lo que es bueno jamás lo cambiaría por nada, el que conoce la verdad más deliciosa y elocuente no renunciará jamás a ella por esa retórica cansada y agotada; el que entró en la belleza ha quedado inundado para siempre de armonía y nadie en su sano y espléndido juicio se va a atrever a olvidar lo mejor que existe.
Dicen que vivir es irresistible, que no se puede cambiar por nada; según me han contado la cosa es tan embriagante y produce tanta euforia que hasta los mismos dioses quieren ser humanos, aunque sólo sea por conocer la verdadera inmortalidad de un beso apasionado, aunque sólo sea por disfrutar de la auténtica eternidad de una mirada que siempre está presente, aunque solo sea por “la presencia y la figura”.
Dicen que vivir es maravilloso y yo, en cuanto apruebe el examen, me voy a ir a la vida y no voy a parar de sentir terremotos e inundaciones en el alma y es posible que el alma se convierta en cuerpo y, si tengo buen tino, conoceré la luz que es el color de una caricia afortunada. Dicen que vivir es muy gracioso, si lo llego a saber me apunto antes.
...)
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