7. ESTOY EN EL MEJOR CURSO AVANZADO DE HEDONISMO
“El placer es más profundo aún que el sufrimiento. El dolor dice: ¡Pasa! Mas todo placer quiere eternidad, ¡Quiere profunda, profunda eternidad!
Vamos, pues, a preparar rápidamente una buena comida. Quien quiera comer tiene que intervenir asimismo en la preparación, incluso los reyes. En casa de Zaratustra, en efecto, le es lícito ser cocinero incluso a un rey.”
(Nietzsche: Así habló Zaratustra)
Sebastián todavía tiene en su cuaderno, siempre guardado dentro de su mochila, aquellos papeles de las reuniones del Grupo Hedonista; aparecían casi todos los compañeros de clase de la Facultad.
I— Ahora que estáis todos juntos os voy a decir por qué estudio Filosofía:
Estoy en crisis. Sí, en crisis, habéis oído bien, y la culpa es de algunos amigos que no voy a mencionar, de ellos y sólo de ellos. Me explicaré: Yo creía, como un ingenuo estudiante de Filosofía que era, que debería perseguir al menos los mismos objetivos que Aristóteles (los comentaré más adelante) y los dos objetivos me los han arrebatado ellos.
Como habréis leído en esa estrofa famosa del “Libro del Buen Amor” del Arcipreste de Hita, Aristóteles plantea como una de las grandes motivaciones humanas el de “haber yuntamiento con hembra placentera” y ¿qué pasa?, como todo el mundo sabe, y nadie desconoce, uno de ellos tiene en este terreno el monopolio absoluto, no sólo es eyaculador precoz ( es decir, desde los tres años), sino que además es un “Pociolo” de mucho cuidado. Todo el mundo conoce su fama y desde la última aventura más de una está escandalizada de su procacidad, desvergüenza, insolencia, atrevimiento, descaro y hasta promiscuidad. Nada que hacer. No me puedo comparar en casi nada con él.
Al verme sin posibilidades en este terreno recurrí a Aristóteles de nuevo y a aquella frase suya “todos los hombres quieren saber y conocer la verdad”. ¡Ah, la verdad!, ¿dónde está la verdad? “In vino veritas”, decían los que saben, en el vino está la verdad y ¡yo casi no bebo vino! y todo el vino se lo bebe el otro, por tanto en el otro está la verdad. De nuevo me quedé sin aliento, sin perspectiva y sin futuro, un estudiante de filosofía sin verdad, sin substancia, un desastre, un auténtico cataclismo.
En los dos objetivos aristotélicos había sido derrotado, no podía competir, me sentía abatido. Entonces decidí emprender una suave retirada, pasarme unos meses en reposo a ver si se me ocurría alguna idea genial, alguna “maldad” o picardía con la que derrotar a estos dos enemigos del género humano, imbatibles cada uno en su campo. Los cursos de Doctorado eran la salvación; ahora estudio la “Retórica” de Aristóteles y ya he descubierto que algunos compañeros consideran que los mayores placeres de la vida son comer, dormir y hacer el amor. En fin, y aunque espero que no sea en ese orden, creo que voy por buen camino ...
Por eso regresaré una y otra vez con vosotros, cargado de entusiasmo para convocaros a una nueva sesión de HEDONISMO. Dicen las malas lenguas que somos una pandilla de hedonistas, que nos falta la seriedad de otros grupos (Asambleas de 6 horas, reuniones de una semana entera; eso es rigor y no este grupo de peligrosos pacifistas, y hasta izquierdistas, hedonistas –insisto- en contra de la guerra). ¡Brindemos por ello!
OS CONVOCO, POR TANTO, A UNA NUEVA REUNIÓN DEL GRUPO HEDONISTA LOCAL PARA CELEBRAR cualquier cosa.
Por cierto, con tal de ganarles en algo a esos dos, soy capaz de brindar con vino, pero que sea “Faustino Iº”, como mínimo , que sea dulce, suave, cariñoso, agradable, cálido, amoroso, fuerte, prolongado, armonioso, tierno, sensible, placentero,...
II. Pero claro, una cosa es ser convocados a UNA REUNIÓN DEL GRUPO HEDONISTA LOCAL y otra que no haya que trabajar y merecerla. Cada reunión, para asegurar un “nivel” de calidad “profesional” adecuado, debe ir precedida de una tarea, de un objetivo, de una relación que debe ser descubierta antes de la “celebración” propiamente dicha. Y, como todo el mundo debería saber, y nadie debería ignorar, a alguno le encanta indagar, trabajar, estudiar y buscar las relaciones que pudieran o pudiesen establecerse entre dos, tres o más ideas, conceptos, hechos históricos o cosas que pasan. Esto es lo que, a partir de hoy, llamaremos “interrogantes y afanes”, así, tal y como suena.
Pues bien, empecemos. El “interrogante” de esta reunión es establecer con el mayor rigor posible, con claridad y distinción, la relación que pudiera o pudiese establecerse entre Friedrich Nietzsche y Alexander Calder. Sí, sí, lo habéis leído bien. “¡Ya está otra vez con el Calder de las narices!”, está comentando alguien; “¡sólo le falta mencionar a Bach!”, dice otro,... En fin, tiene que existir un respeto a las tareas hedonistas intelectuales. Somos estudiantes, ¡qué se note!
¿Alguna pista para establecer algún tipo de conexión?, aquí están:
1— No se deben confundir las fechas en que vive Nietzsche (1844—1900) y Calder (1898—1976) con una posibilidad de relación (pero que conste que no es la que está pensando alguno siempre).
2— No preguntamos sólo si coincidieron en el espacio y en el tiempo, si llegaron a encontrarse en algún momento (parece imposible), sino si pudieron conocer sus “obras” respectivas.
3— Hay un pasaje en el Zaratustra de Nietzsche en la que se menciona la plaza de un pueblo y a un artista de circo, en concreto a un funámbulo, y Nietzsche, que es muy listo, dice:
“El hombre es una cuerda tendida entre la bestia y el superhombre: una cuerda sobre un abismo.
Un peligroso ir más allá, un peligroso detenerse, un peligroso volver atrás, un vacilar peligroso y un peligroso estar de pie.
Lo más genial del hombre es que es un puente y no una meta.”
(Y donde pone “peligroso” poned “dichoso”, “feliz”,... poned: “El ser humano es una oportunidad que se ofrece entre el deseo y la realidad más ideal: una cuerda sobre un hermoso abismo. Un maravilloso ir más allá, un fascinante detenerse y contemplar, un hermoso volver atrás, un vacilar emocionante, y un gozoso estar de pie. Lo más genial del ser humano es que es un puente y no una meta, un puente sobre las dunas de placer, de alegría, de felicidad, de cordura y de encuentro.”)
Así habló Zaratustra. Primera parte. IV.
4— A Alexander Calder le encantaba el circo, de hecho construyó con alambres uno de juguete y, al parecer en las reuniones con los amigos el circo cobraba vida y era muy divertido verle maniobrar con los acróbatas, los equilibristas, los trapecistas,... hay un video a la venta en el MOMA de Nueva York, ¿o era en el Witney Museum?, podéis comprobarlo.
5— ¿Qué hace un funámbulo?, ¿qué hace Calder con sus móviles?, ¿quién es el más hedonista, el más feliz, el que afirma más la vida?, ¿qué tiene esto que ver con nosotros y nuestra fiesta?
6— Recordad la obra de Els Joglars “DAAALÍ” y aquella frase de que “lo menos que se le puede pedir a una escultura es que se esté quieta”. ¡No os riáis demasiado!
7— ¿Son los móviles de Calder esculturas?, preguntadle a los que acaban de llegar de ARCO, a los que imparte Historia del Arte.
8— Otros, más atrevidos, sugieren que Calder lo único que hizo, además de estudiar ingeniería, fue poner en movimiento los cuadros de pura abstracción geométrica de Piet Mondrian. Preguntad a un ingeniero ingenioso.
9— Calder también conoció y fue amigo de Joan Miró, si se miran los cuadros y litografías de Miró tal vez se descubra alguna relación con los móviles de Calder.
10— En el grupo surrealista de París estaba también Ives Tanguy , que sabía bastante de estas cosas.
(Ya se las arregló para mencionar otra vez a Bach, a Calder y a Tanguy…).
“Así habló Sebastián”. Primera parte. II.
III— Para el Grupo Hedonista Local (GHL) de un admirador:
Que conste que no estoy ocioso, pero estaba preparando un trabajo de Aristóteles y, en algún lugar del libro IX de la Ética a Nicómaco, apareció esto: “Dios no es alguien que necesite amigos”
¡Quedé conmocionado!, ¡no es posible!, pero... lamentablemente, trágicamente, desgraciadamente, tristemente,... tengo que deciros la verdad, siento decepcionaros, he de comunicaros que ... ¡no soy Dios!, ¡qué rabia!, ¡qué pena! Y, ¿cómo lo sé?, ¿cómo he llegado a esta conclusión?, os preguntaréis; pues porque os sigo necesitando como buenos amigos y compañeros que sois, ¡bueno,... más o menos,... a unos más que a otros,... a otros más que a unas,.... a veces,... de vez en cuando,... tampoco hay que exagerar,... quizás,... sin embargo,... en fin... !
Y el caso es que si fuese Dios íbamos a armar más de una excursión festiva y jubilosa de siglo y medio, íbamos a estar de francachela y de buen humor durante años en una cabaña de “amor y lujo”, celebraríamos fiestas que durasen sexenios ininterrumpidos para inaugurar móviles insoportables (esto quiere decir que no se “soportan” a sí mismos y por eso tienen que ser sustentados y sujetados en algún lugar sólido y estable) en alguna casa; estaríamos milenios escuchando cantar a los que saben los más divinos boleros con la más dulce de las voces celestiales acompañada siempre al salterio, perdón, a la lira, perdón, a la cítara, perdón, al arpa, perdón, a la guitarra, por alguien que yo me sé; y estaríamos decenios (¿esperando?) inaugurando alguna casa de campo; y estaríamos escuchando millones de años los chistes y los monólogos de algún simpático y recorreríamos miles de millones de kilómetros esquiando y riéndonos con todo y de todo.
Y, por supuesto, si fuese Dios, no me olvidaría de los más necesitados y, de una vez por todas, iba a haber vida salvaje de verdad, para dar y tomar, en una orgía interminable de, por lo menos, dos o tres minutos, pero ¡¡¡qué minutos!!!, pero ¡¡¡qué orgía!!! (“¡aunque venga yo solo!”, como dijo aquel compañero) . ¡Todo por los amigos!.
En fin, qué queréis que os diga. Aristóteles, que lo sabía prácticamente todo, ¡qué tío!, escribió:
“Nosotros sacamos deleite de la fuerza que se desarrolla en el presente (¡viva el presente de indicativo del verbo... ¡), de la esperanza que mira al futuro (¿será este viernes de carnaval?, ¿mejor el próximo?), del recuerdo que se centra en el pasado (¡lo que nos hemos reído!). Sin embargo el deleite más vivo nace de la fuerza en acto (esto último que lo explique alguien).”
“Ética a Nicómaco”, Libro IX, Cap. 8, 1168 a.
Comentarios realizados por Sebastián Iº. No hay nada como echarse al cuerpo, y hasta al espíritu, un buen curso de Doctorado.
IV— Como esta semana, con el puente de carnaval, hubo pocas clases de los Cursos de Doctorado, tuve que saciar mi inmensa sed de conocimiento leyendo la novela “Cuerpos sucesivos” de Manuel Vicent. Pero es imposible estar tranquilo en esta vida y, ya en la página 12, asistí a una revelación: “Un hombre está acabado cuando la belleza le pone triste”, e inmediatamente pensé en vosotros. Ahora sabréis por qué.
¿No está, acaso, acabado algún aficionado al fútbol cuando se desespera al contemplar como, después de múltiples jugadas de dudosa belleza futbolística, su equipo del alma, no alcanza el resultado deseado? No me extraña que, casi arrebatado, se lance a escuchar con fruición, una y otra vez, el “Cántico Espiritual” de Amancio Prada.
¿No está, acaso, alguien acabado cuando después de horas y más horas de festivales de la OTI, de Eurovisión, de OT o de lo que sea, no liga prácticamente nada y su lema del “sexo salvaje” se convierte en pura propaganda de la época de la transición? No es extraño que después sólo lo haga en su moto, y vaya de despedida de soltero en despedida de soltero y de boda y en boda como la falsa moneda.
¿No están, acaso, acabados algunos cuando, después de cantar y tocar con la cítara—lira—salterio—arpa—guitarra todos los boleros y las canciones de los Beatles, rondan la más lánguida de las melancolías? No es extraño que después lloren con “Memorias de África” y cosas así.
¿No están acabados, acaso, algunos cuando, después de reír y reír, son capaces de volverse serias, sensatas y razonables? No es extraño que se dejen vencer, luego, tan fácilmente en brazos de Morfeo.
¿No está acabado, acaso el más gracioso cuando, después de contar diez horas seguidas los mejores chistes del mundo, es capaz de seguir sin terminar el barco? No es extraño que acuda, más tarde, a esas sobredosis embriagadoras de Philip Glass.
Sin embargo alguno, y no es por presumir, armonizo a la perfección lo que Nietzsche llamaba las dimensiones apolínea y dionisíaca, lo cortés y lo valiente, es decir, tan pronto veo “El sol del membrillo” como escucho a Amancio Prada, tan pronto veo “Los sueños de Akira Kurosawa” como escucho “La pasión según San Mateo” de Juan Sebastián Bach, tan pronto leo la “Retórica” de Aristóteles como contemplo las pinturas de Friedrich o los móviles de Calder, tan pronto me quedo absorto mirando las flores del magnolio soulangiana como escucho los “Nocturnos” de Chopin,... ahora que lo pienso mejor, ¡no sé si no seré yo el que está acabado!. Por eso prefiero vivir con vosotros.
Vivir con los mejores amigos, con vosotros, acompañaros en cada gesto, en cada risa, en cada paso, estar a vuestro lado mientras habláis y pensáis, participar en vuestra vida, convertirme al humanismo de cada ser humano, ser como ellos, ser con ellos, ser ellos.
V— Considerando que Platón, en su famosa “Carta VII”, dice que en la corte de Dionisio II de Siracusa las fiestas duraban 90 días y 90 noches y que cada noche se dormía acompañada de persona distinta y hasta diferente (por eso Manolín quiere ir a Siracusa), con parte de razón decía Platón que no era el ambiente más adecuado para la Filosofía. A pesar de haberlo dicho Platón, se podría discutir.
Considerando que Epicuro en su famosa “Carta a Meneceo” dice que “todo placer es por naturaleza un bien, pero no todo placer ha de ser aceptado”, que el placer o el gozo es “no sufrir dolor en el cuerpo ni estar perturbado en el alma” y que “ni los banquetes ni orgías constantes ni disfrutar ni de muchachos ni de mujeres ni de peces ni de las demás cosas que ofrece una mesa lujosa engendran una vida feliz, sino un cálculo prudente que investigue las causas de toda elección y rechazo.”
Considerando que el Grupo Hedonista Local se ve en la obligación, si no es obligatorio no hay forma de reunirnos, de considerar también muy oportuno convocar de forma necesaria, imprescindible y urgente a una comida-banquete-merienda-cena-desayuno a todos sus componentes, sin excepción, para el próximo... y con el siguiente Orden del día:
1—Lectura (contenida) y aprobación (mucha) de toda la alegría que circule por el entorno.
2—Informe sobre las últimas melodías admitidas en los boleros, casi nada.
3—Informe sobre el Día Internacional de la mujer—mujer trabajadora.
4—Informe sobre los avances en la lucha contra el imperialismo anti—hedonista.
5—Informe sobre las flores, los arbustos y los árboles del jardín.
6—Informe sobre las prácticas amorosas en la corte de Dionisio II de Siracusa allá por el s. V a. d. C.
7—Informe sobre el color de la vida, de los grabados y de la risa alegre.
8—Informe sobre el hedonismo y sus variaciones, combinaciones y permutaciones.
9—Informe sobre las posibilidades de hacer un viaje turístico hasta Siracusa y, si no es posible, a Pravia o a Candás o a Cabo Norte.
10—Informe sobre la música imprescindible en los desenfrenos de Siracusa.
11—Informe sobre los despertadores surrealistas de todo tipo.
12—Informe sobre “El Club de la Comedia” del que es fundador.
13—Informe sobre las propiedades del vino y su relación con Sócrates, con Juan y con la Filosofía en general, sobre los hedonistas en prácticas y sobre si debe existir un hedonista de guardia en cada ciudad.
14—Se admiten más invitados siempre y cuando sean de confianza y vengan bien acompañados.
Según la legislación vigente, os recuerdo que la asistencia a las reuniones del GHL son obligatorias, según R. D. 23/2009, art. 4.5 y que la incomparecencia injustificada e injustificable será sancionada con la cantidad que estimemos conveniente.
VI— “Al que día tras día sabe gozar la dicha
que le brinda la vida, feliz lo considero.”
Eurípides: “Las Bacantes”
—Sócrates: ¿Y qué podemos decir de aquellos que abandonan el placer voluntariamente?
—Platón: Tal vez se les deba acompañar en el sentimiento, compadecerse de su falta de valor y que estudien en la Academia para enseñarles lo que es importante, lo que es verdaderamente esencial al ser humano. Habrá que formarlos de nuevo.
—Epicuro: Supongo que eso los descalifica como hedonistas y hasta como ciudadanos, ¡qué poco nivel!, ¡qué poca profesionalidad!, ¡qué grado de inconsistencia!
—Aristóteles: Seguramente fueron prudentes y buscaron un moderado término medio para tomar su decisión. Pero fueron bastante mediocres.
—Sócrates: ¿Deberíamos, pues, enfadarnos con ellos o, al menos, sentirnos algo decepcionados después de semanas y semanas de intentos fallidos?
—Platón: Algo hay que hacer, no se han atrevido a seguir “el recto método de abordar las cuestiones amorosas: empezar por las cosas bellas de este mundo.” No se han atrevido, son unos cobardes y la ciudad necesita ciudadanos que aspiren a lo mejor, “a la sublime contemplación de la Idea del Bien”.
—Epicuro: Demasiado prudentes para ser disfrutadores y afortunados miembros del Grupo Hedonista. Propongo que se les ponga como ejemplo de lo que no debe hacerse y que sean objeto de chistes fáciles en todos los recreos.
—Aristóteles: Más que preocuparse de la felicidad parece que se han dedicado a la virtud y ya se sabe que “la vida de las gentes virtuosas no necesita el placer como un accesorio”. En fin, los veo un poco desangelados, un poco sinsubstanciados, desanimados, como si les faltara algo de materia, de forma, de potencia y hasta de acto (?).
—Sócrates: ¿Qué tendremos que hacer con todos ellos?, ¿salvaremos a alguno?
—Platón: “¡Qué extraña escena describes y qué extraños prisioneros”-personajes nos propones! Démosles otra oportunidad, pero que sea la última.
—Epicuro: No creo que estén apagados del todo, proponles una comida-merienda-cena para el próximo viernes 28 de marzo, y el que no vaya a ese banquete lo puedes arrojar directamente fuera del Paraíso.
—Aristóteles: “Es evidente que la felicidad no puede prescindir de los bienes exteriores”, invítalos a comer, a cenar o a las dos cosas y que paguen ellos por faltosos e impresentables, es decir por haber faltado y por no haberse presentado.
—Sócrates: Entonces parece que estamos todos de acuerdo en que les podemos dar una última oportunidad. Sea así. Que nadie pueda decir que la mejor filosofía es incompatible con el placer, el gozo, la felicidad y la alegría; pero que sepan todos que esta es su última oportunidad y que si persisten en su indiferencia se les negará el reconocimiento como ciudadanos hedonistas.
—Platón: Si abandonan el placer, ¿qué harán con los trabajos y las responsabilidades de cada día?. La ciudad no puede confiar en unos personajes así.
—Epicuro: Si persisten en el error quedarán descalificados para siempre y nadie volverá a invitarlos a nada ni a paladear la divina embriaguez dionisíaca.
—Aristóteles: Que piensen que, si bien todos los hombres son mortales, casi alcanzan la inmortalidad en compañía de sus amigos. ¡Que piensen!
(...
—¡Curiosa cofradía!
—Sí, son un buen grupo de hedonistas, me parece que saben disfrutar bastante bien de la vida.
—Lo parece.
—Saben reunirse y contagiarse unos a otros el espíritu de la alegría, saben comer, beber, cantar, reír, hablar, moverse,...
—No son un mal modelo.
—No viven como Dios, pero casi.
—Creo que viven como Dios manda.
—¡Lástima que no se reúnan más a menudo!
—Sí, ese es su principal defecto.
—No deja de ser curioso lo bien que organizamos en nuestras sociedades los horarios de trabajo, las jornadas de dedicación, los calendarios laborales,... y, sin embargo, no lo hacemos tan bien con las cuestiones más hedonistas, lúdicas y festivas.
—Aunque no se hayan igualado, sí que vamos mejorando, y mucho, en ocio y diversión.
—Es que la vida no debe desperdiciarse en cosas sin importancia.
—El problema está en saber qué cosas son las más importantes.
—Eso lo sabe todo el mundo, a no ser que sea un anémico vital.
—No es tan fácil, además de sonreír y disfrutar, hay que trabajar y estudiar y…
—¿Para qué?
—Para vivir.
—Tú lo has dicho, lo que hacemos lo deberíamos hacer para vivir, para emocionarnos, para vibrar de alegría, para compartir la humanidad.
—Y para acompañarnos y regalarnos la mejor sonrisa y ponernos la mejor cara, como si estuviésemos siempre enamorados de la vida.
—¡Me gusta!, ¡“enamorados de la vida”!, ¡esa es la definición!
—¿Necesitamos definiciones para vivir?
—No, pero señalar unas coordenadas puede ayudarnos.
—¡No vayamos a hacer más teorías!
—Pero tampoco podemos vivir sin palabras.
—A veces una mirada lo es todo.
—A veces, literalmente, una palabra tuya bastaría para salvarme.
—Sí, a veces sólo es necesaria una palabra.
—¿Qué palabra?
—La adecuada.
—¿Y cuál es la palabra adecuada?
—Que cuando se llega al máximo vital, se le llame Logos, Idea, Alegría, Dios, Placer, Gozo, Verdad, Belleza, Bondad,... ese máximo se convierte en el mínimo exigible y ya nadie quiere conformarse con menos, de ahí procede esa continua añoranza, ese constante echar de menos de Platón por su mundo de las Ideas perdido o no encontrado o inexistente.
...)
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