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jueves, 10 de noviembre de 2011

A LA ALTURA DEL AIRE-14

Ignacio también había escrito:

—Pienso en cómo debería llamarse nuestra ONG "Todas las Causas Bellas del Mundo", aquellas por las que merece la pena y la alegría luchar.
Desde el Big Bang, hace aproximadamente 13.700 millones de años, todas las partículas elementales (y otras menos elementales) que nos componen estaban buscándose.
Y, no sé por qué, ahora me acuerdo de Borges y de su insinuación de que el mejor laberinto no era el que estaba hecho con muros de piedra o con arbustos de denso ramaje; creo recordar que decía que el mejor laberinto era el desierto, o Londres. La idea es más que genial y, sin embargo, creo que se olvidó algo, el mejor laberinto es una persona, el más hermoso laberinto del mundo en el que perderse y ganarse, y no es necesario el hilo de Ariadna, una sonrisa es suficiente para guiarse.
No es porque sea el presente, es que hasta ahora no hemos vivido de verdad. No es que antes no nos hayan pasado cosas buenas, es que ahora asistimos a la plenitud de la existencia. No es que queramos vivir siempre, no queremos futuros imperfectos, queremos todos los presentes más que perfectos.
Nos han llenado de vida, de risas, de alegría incomparable, de mimos infinitos, de amor, de comidas sabrosas en las que nos sentábamos con los mejores amigos.

Sebastián, siempre atento a las sinestesias, leyó lo siguiente:

—El Instituto Nacional de Meteorología de Suecia nos ha enviado una notificación rogándonos que nos controlemos un poco, ya que se están produciendo un exceso de auroras boreales. Les he contestado que la Belleza y la Alegría no pueden ni deben controlarse y que, al fin y al cabo, nunca hay excesivas auroras calderianas. ¡Estos suecos deben de estar locos!

El Departamento de Metafísica de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Oxford también me ha escrito, en este caso para solicitar mi ayuda en la argumentación para demostrar la inmortalidad de los enamorados. Parece ser que el mejor argumento que tienen hasta ahora es lo que podríamos llamar la imposibilidad sicológica, y hasta ontológica, de las almas enamoradas para soportar la idea de perder a su amado-a, o de no seguir en contacto. Les he contestado que estudiaré el caso con atención.

Lo más raro me ha llegado en forma de demostración científica, y sé que nos va a costar trabajo creerlo, porque no somos de ese tipo de personas que podríamos denominar "materialistas groseras" de bajo nivel, de las que no se creen nada hasta que hay datos, observaciones y todo se demuestra científicamente. Sé que preferimos otro tipo de demostraciones más poéticas y filosóficas. De todos modos tengo que confesar una cosa: he enviado una muestra de nuestra materia -que había guardado como oro en paño (¡nunca mejor dicho!)- al CERN de Ginebra, ya sabes, ese lugar en el que miles de científicos e ingenieros están gastando más de 6.000 millones de Euros para hacer chocar las partículas elementales y ver qué pasa. Y, qué va a pasar, que los dioses se divierten, saltan chispas, se generan micromundos de colores y todo es efervescencia de la materia, luces que dejan trazos alegres y sonrisas tan potentes que serían suficientes para hacer vivir a toda la Humanidad durante millones de años...
A lo que voy, analizaron la muestra y hallaron lo que ya sabíamos, moléculas de queratina, células áureas, átomos de alegrelio (un nuevo elemento químico descubierto recientemente en el Movilizador de Partículas de P y situado ya en su lugar en la Tabla Periódica de los Elementos de Mendeleiev), protones alborozados, neutrones no neutrales -ya que toman siempre partido por el alegrismo-, electrones anemófilos que componen una especie de anillos de Saturno alrededor del núcleo de cada átomo amoroso. Y, lo más bonito, en el interior de cada uno de estas partículas, que antes llamaban elementales porque se creía que eran los últimos componentes de la materia, aparecieron los quarks A y los leptones A. Hasta ahora sólo se conocían los quarks siguientes: up (arriba), down (abajo), charm (encanto), strange (extraño), top (cima) y bottom (fondo). Tardaron meses en descifrarlos, son pequeñísimos, por eso necesitaron la mejor nanotecnología del mundo; pero, al final, dieron con ellos, la muestra estaba compuesta básicamente por una modalidad cálida del quark encanto, lo que quiere decir que es el que nos constituye fundamentalmente (hasta un 91%); también aparecieron algunos quark arriba (3%), unos pocos del tipo extraño (3%) y un 3% de los del tipo cima. Quedaba demostrada así la causa de nuestra tendencia hacia todo lo elevado y extraño.
Los físicos teóricos y los ingenieros electrónicos del CERN, de inmediato, quisieron conocer el origen de la muestra analizada; pero yo, previendo los estragos que suele causar la belleza con sus "encantos", les dije que la materia altamente radiactiva y que, por su bien, no les aconsejaba hacerlo, a menos que dispusieran, de los más sofisticados mecanismos de defensa para sobrevivir a tal sobredosis de radiación "encanto divino". Ninguno disponía de tal equipo porque, los seres humanos, de serie, no están equipados con este portentoso modelo neutralizador y disfrutador de Belleza Encantadora; al contrario, la inmensa mayoría de los mortales, por defecto, viene equipada con un conjunto prosaico de sentidos para percibir el mundo, como si sólo existiese la realidad material y, por eso, no llegan ni a adivinar que lo que se piensa y se desea es tan real como las partículas redondeadas y que, simplemente, una palabra bastaría para sanarlos y salvarlos. Como bien sabes, los palabristas, grupo compuesto por los más sabios del nivel más puro entre los alquimistas del lenguaje, saben que el mayor grado de realidad está en lo que soñamos.
En fin, que todo esto era lo que quería demostrar. Ahora ya nadie podrá decirme que exagero y que sólo digo la verdad, toda lo que siento y nada más que media verdad.

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